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10 de diciembre de 2025

Infancia rota: menores en conflicto con la ley repiten el ciclo de la violencia

En República Dominicana, los menores vinculados a procesos judiciales suelen pasar por un ciclo que se repite una y otra vez: detención, entrega a las autoridades, devolución a sus familias y, días o semanas después, regreso al sistema por nuevas infracciones.

Participantes en el Panel de Expertos del Listín Diario para analizar el fenómeno de los menores de edad en delincuencia. JOSÉ A. MALDONADO/LD

Sauro Scalella, Ramón Cruz Benzán

SANTO DOMINGO, LD.- Un menor guarda el hueso del muslo de pollo que le dieron de comer en la cárcel donde está recluido en Villa Juana, un barrio de Santo Domingo. Horas después, con ese mismo hueso hirió físicamente a otro menor.

Los oficiales que trabajan con adolescentes en conflictos con la ley aseguran que este tipo de casos ocurre con frecuencia.

Una niña de 13 años fue enviada a un reformatorio femenino tras haber matado al esposo de su madre.

Otra niña, de apenas 10 años, fue trasladada a un hogar de paz luego de ser contagiada con VIH por mantener relaciones sexuales con hombres.

Según relatos oficiales, rondaba hasta las dos o tres de la madrugada por los alrededores del cementerio Máximo Gómez, en el centro de la ciudad. Sus padres murieron por VIH.

En una escuela, un niño de siete años guaya pedazos de tiza, los corta y los envuelve en pequeños “paqueticos”, simulando cocaína. Sus padres eran vendedores.

En otro expediente, psicólogos policiales atienden a una madre cuyos dos hijos fueron violados. Los niños ya habían hecho lo mismo con otros menores.

Estos relatos, narrados por expertos a Listín Diario, muestran una realidad marcada por el abandono, la violencia y la carencia afectiva que viven niños y adolescentes dominicanos que entran en conflictos con la ley penal.

En República Dominicana, los menores vinculados a procesos judiciales suelen pasar por un ciclo que se repite una y otra vez: detención, entrega a las autoridades, devolución a sus familias y, días o semanas después, regreso al sistema por nuevas infracciones.

La reincidencia no es un fenómeno aislado.

El flagelo es una señal de un sistema que tiene dificultades para retener, educar y acompañar a estos menores, según explican autoridades de la Policía Especializada de Niños, Niñas y Adolescentes.

El general José Santana, titular de esa dirección, dice que vive ese proceso a diario.

“A cada momento por cuestiones obvias un muchacho tiene un problema, lo llevan a Procuraduría de Niños, Niñas y Adolescentes (NNA), lo mandan en un momento dado a la policía especializada para su custodia, luego va para la calle... a los 10 o 15 días vuelve otra vez”, dice.

En algunos casos, el conflicto se resuelve entregando el menor a sus padres, pero no siempre hay garantías de protección o acompañamiento.

Santana recuerda el día en que la dirección citó a una madre para recibir a su hijo y la mujer llegó en estado de embriaguez.

“A veces le digo, debemos quedarnos con el menor aquí por su seguridad, pero no podemos porque la ley 136-03 tiene cuestiones específicas”, explicó.

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