José Gómez Cerda
A partir de las elecciones del 5 de julio 2020, la
política en la República Dominicana deberá ser
otra cosa, Los partidos políticos tradicionales que han dominado el
país en las últimas década han sido
castigados y los resultados demuestran que realmente el pueblo quiere un
cambio; no de partido político; sino un nuevo régimen basado en ideas,
programas, acciones y actividades
diferentes, con principios, valores y ética.
Una de las características de la crisis política
actual es la falta de moral. Muchos hablan de ella, pero no la practican. La ética política es la
aplicación de la moral en todos los actos; públicos y privados, en la política,
lo social y la economía.
En el ambiente político actual, un dirigente que
aplica la moral lo hace mejor persona, pero no lo hace “buen político”, el
“maquiavelismo”, que es perverso, caracteriza a los “buenos político”; sin
embargo, necesitamos políticos con ética y moral, que sirvan de ejemplos a los
jóvenes y a las nuevas generaciones.
Las señales de senadores y diputados electos que han manifestado públicamente que no
utilizarán sus cargos legislativos para disfrutar de privilegios económicos y
políticos, es positivo, como lo es la posición de la futura primera dama de
ocupar un lugar modesto económicamente, indican que vamos por buen camino…
¿Estudian y
aprenden ética y moral los políticos? Y si lo hacen, ¿aplican estos
conocimientos?
El abandono a la educación y formación de cuadros
militantes, y el olvido de las ideologías hicieron fracasar a los partidos
tradicionales.
Estamos en una crisis mundial, el coronavirus ha
destrozado la economía, lo social, la política y no sabemos hasta donde será
esta situación: las exportaciones e importaciones están paralizadas, el turismo
está estancado ¡La economía y lo social están paralizados!
Uno de los temas que los jóvenes demandan es
confrontar la corrupción. Los políticos necesitan integridad personal, sino
sucumbirán, como los anteriores, a las primeras insinuaciones, tentaciones,
presiones, porque al dar primacía a sus intereses personales, se olvidan del
costo social de sus acciones. Los nuevos
políticos deben buscar protección a los consumidores, al medio ambiente,
y comprometerse con los sectores más débiles y pobres.
La base fundamental de la sociedad es la familia, y
toda política humanista debe proteger a ese núcleo básico, comenzando con el
complemento de la educación. El fin de la familia no sólo consiste en engendrar
seres (para lo cual bastaría la promiscuidad), sino darles educación, moral y
cívica a sus hijos.
La función de la escuela y la función del Estado en materia de
educación no son más que funciones auxiliares respecto al grupo familiar, por otra parte, puesto que el grupo familiar es incapaz
de suministrar a la juventud todo el conjunto de conocimientos
necesarios para la formación de un hombre en la vida civilizada.
La República Dominicana invierte el 4% del PIB, sin
embargo, según los resultados del programa PISA somos el país más atrasado de
80 que participan. ¡No basta tener
dinero, sino programas para la formación de los formadores!
La
política es una rama de la ética,
especializada, para que pueda
estar al servicio del Bien común. Uno de
los poderes principales de la democracia es el Poder Legislativo, pero ese
cuerpo no deberá aprobar ninguna ley que sea contraria a la naturaleza, porque
el objetivo de las leyes es la moralidad,
manteniendo y conservando
las virtudes del pueblo y darle
cumplimiento a la ley moral; tampoco los legisladores están para beneficiarse
ellos mismos.