Por
Génesis Ramírez
Las
palabras poseen un gran peso e impacto en la persona que las recibe, es por
ello que muchos individuos consideran que el peor maltrato es el verbal.
Con
el paso del tiempo, los golpes y las heridas producto de un altercado físico
logran cicatrizar y superarse, sin embargo el maltrato verbal es difícil de
ignorar.
Los
gritos, insultos, comentarios
despectivos y de menosprecio e incluso lo que para algunos se trata de
“críticas”, pueden considerarse maltrato verbal. Es decir, son expresiones
mediante la palabra cuyo único objetivo consiste en el de herir y lastimar la
autoestima del receptor de la misma.
Sin
embargo la gran diferencia existente entre el maltrato físico y el verbal,
radica en que los golpes con el tiempo logran curarse y superarse. En cambio,
las palabras tienen el temible efecto secundario, de quedarse en la mente de
los receptores.
Con
el uso de las palabras correctas, una persona puede llegar a sentirse motivada
a ir detrás de su sueño y metas. Por el lado contrario, los comentarios
despectivos, gritos e insultos tienen el poder de destruir moralmente a quien
las reciba.
Los
individuos que de alguna forma u otra han sido víctimas de maltrato verbal, son
personas con grandes heridas en su mente. Dado que al ser expuestas a estas
agresiones, lentamente su autoestima y confianza comienzan a debilitarse hasta el punto de
perder de vista el amor propio. Hasta creerse merecedor de tales abusos y menosprecios.
Los peligros del maltrato verbal
Como
hemos mencionado, el mayor peligro que representa el maltrato verbal, es su
gran potencia e impacto negativo sobre las personas. Y es que con tan solo una
palabra, se puede llegar a causar un inmenso daño sobre la salud mental de
otros individuos.
Las
burlas, “bromas”, groserías y menosprecio tienen la capacidad de lentamente ir
destruyendo la confianza de una persona en sus habilidades y en sí mismo. Dado
que estas expresiones una vez escuchadas, logran permanecer por largo periodo
de tiempo dentro de la mente de la víctima.
Afectando
de forma negativa su comportamiento y personalidad, ya que considera como una
verdad, cada una de las palabras dichas en su contra. Al punto de ser
completamente desmoralizado, por lo que no consigue motivo o razón para
enfrentarse o negar dicho maltrato.
Y
es que para bien o para mal, las palabras son el arma más potente de los seres
humanos. A través de ellas se hacen contacto con otras personas, se alaba, se
incentiva o motiva y en caso contrario, también sirven para destruir y acabar
con otros individuos.