Por Julio César Piccirillo A.
El pasado proceso electoral a la opinión de
los principales actores del mismo y las autoridades de la Junta Central
Electoral, iban a ser bastantes complejas, fundamentando esta aseveración en el
hecho de que en esta ocasión no solo estaba en juego una parte del poder
político sino el poder completo.
Presidente y Vicepresidente de la
República, Senadores y Diputados, Alcaldes y regidores, Director y Vocales del
país, las provincias, los municipios y los distritos municipales, todos
eligiendo a sus autoridades.
Concomitantemente con esto la Junta Central
Electoral empeñada en aplicar a como sea un sistema tecnológico del cual y como
se pudo comprobar ni la propia junta estaba preparada para ello.
Un Presidente en re-elección dispuesto a
ser lo que sea para mantenerse en el poder y además con un alta de aceptación
en la población dominicana y con un alto prestigio a nivel internacional.
La oposición fragmentada en siete
candidatos a la presidencia sin posibilidad de llegar a ningún acuerdo unitario
para presentar al electorado una opción con posibilidades reales de competir
para alcanzar el poder o por lo menos inducir a mas dominicanos a inclinarse
por el cambio.
Todas las encuesta dieron como favoritos al
candidato oficial con muy raras excepciones de algunas firmas (quizás dos) que
son contratadas no para que informen los verdaderos resultados de sus
investigaciones, sino para crear percepción en la población, que como sabemos la oposición apostó a una
segunda vuelta aún sabiendo que era totalmente imposible,
Los resultados: Lo esperado, el Candidato
Danilo Medina, con un 62 por ciento, mas la matricula especializada del
congreso nacional, alcaldes, regidores, directores y vocales en mayoría, por un
lado.
Por el otro lado, la buena nueva de una
clara oposición encabezada por el Lic. Luis Abinader quien lleva un ascenso
bastante importante en la política dominicana obteniendo casi el 30 por ciento
de manera individual y casi un 36 con los aliados, lo cual augura el
surgimiento de un nuevo liderazgo en el espectro nacional, si tomamos en cuenta
que la primera vez que Danilo Medina compitió por la Presidencia, apenas obtuvo
un 24 por ciento de la votación general y eso que su partido estaba en el
poder.
Los líos y pataleos en diferentes
provincias y comunidades del país, era algo que se veía venir, por la cultura
nuestra de no saber perder, (ganar o arrebatar), y además por la gran cantidad
de candidaturas que estaban juego.
En conclusión hay algunas lecciones y
experiencias que debemos recoger de este proceso electoral, como son:
1.- Ni en la administración pública ni
privada se puede establecer de golpe y porrazo un cambio de sistema como lo
hizo la junta con sus aparatos tecnológicos, cuando bien pudo establecer un
plan piloto para algunas jurisdicciones como lo hizo con la circunscripciones
en el país, por lo menos debió comenzar con un 15% de cambio en el sistema de
votar y contar los votos.
2.- Se hace urgente la tan cacareada ley de
partidos y agrupaciones políticas, a los fines de establecer mayor igualdad en
los procesos venideros.
3.- De igual forma modificar la obsoleta
ley electoral y adecuarla a la constitución del 2010.
4.- Que las iglesias sepan que su trabajo
es con la fe y que la política es otra cosa, para que no vuelvan a hacer el
ridículo como sucedió ahora,
5.- La oposición que siente cabeza y
entienda que la unión es antes de las elecciones, después no vale de nada.
Lo demás es agua pasada.