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5 de noviembre de 2024

Quincy Jones y Julio Iglesias: dos artistas con vidas cruzadas (y una casa en común) que no llegaron a colaborar juntos

 Las trayectorias de Julio Iglesias y Quincy Jones tuvieron muchos puntos de contacto. Sin embargo, y a pesar de los diferentes intentos, el español y el productor estadounidense, fallecido a los 91 años, nunca consiguieron colaborar juntos.

Por Eduardo Bravo    Vanity Fair

Quincy Jones y Julio Iglesias en los ochenta. Gettyimages

Durante mucho tiempo, las vidas de Julio Iglesias y Quincy Jones, fallecido este domingo a los 91 años, se cruzaron y, a pesar de las ganas de los dos artistas, esa deseada colaboración nunca se llegó a concretar. La relación entre Iglesias y Jones comenzó a principios de los años 80.

Tras el secuestro por parte de ETA del doctor Iglesias Puga, liberado unos días después por la policía, el artista español, ya separado de Isabel Preysler, decidió afincarse con sus hijos Chábeli, Julio José y Enrique en Estados Unidos. Además de protección para su familia, el país le ofrecía al español la posibilidad de iniciar su particular conquista del mercado angloparlante con el apoyo de su compañía de discos CBS.

De cara a emprender esa nueva vida, su manager y amigo Alfredo Fraile le consiguió un idílico lugar en el que trabajar en sus grabaciones y pasar temporadas. Nada menos que una casa situada en el 1100 Bel Air Place, revestida en madera, con tres plantas, seis habitaciones, ocho cuartos de baño, piscina y pista de tenis cuya renta mensual ascendía a 12.000 dólares de los años 80.

Como relataba Hans Laguna en su libro Hey! (Contra, 2022), “allí se fue a vivir Julito con su círculo cercano: Alfredo Fraile, Ramón Arcusa y su esposa Shura, su personal assistant Toncho Navas y también Miriam, su cocinera de confianza”. Esta mujer de origen dominicano sería la encargada, según Laguna, de “preparar las comidas que diariamente se celebrarían en Bel Air para una docena más de personas”. Entre ellas, Albert Hammond, Tony Renis, el ingeniero de sonido Humberto Gatica y diversos invitados como Ana García Obregón —"que se alojó una temporada en la casa mientras hacía sus pinitos en Hollywood, como en la película Bolero o la serie de televisión Hospital General", apunta Laguna— e incluso Michael J. Fox, Jane Seymour, Don Johnson, Joan Collins, Angie Dickinson o Quincy Jones. De hecho, el productor quedaría tan fascinado por la casa que, cuando Julio abandonó la vivienda para mudarse a su mansión de Indian Creek, Jones adquirió la casa de 1100 Bel Air Place, en la que residió las siguientes dos décadas.

Favores de amigo

Conseguirle la mansión de Los Ángeles no era el primer favor que Julio le había hecho a Quincy. Poco tiempo después de instalarse en Estados Unidos, CBS, a través de su sello Epic, había lanzado en todo el mundo Thriller, un disco de Michael Jackson con producción de Jones, que se había convertido en un superventas en todos los países… menos en España.

Según recuerda en su blog El Mundano, Adrian Vogel —que por entonces trabajaba en las oficinas centrales de CBS en Nueva York—, un día, estando Julio Iglesias de visita en la Gran Manzana para hablar con el Presidente Internacional de la discográfica, se les acercó Lisa Kramer, responsable de marketing para países fuera de Estados Unidos que les interpeló: “A ver españoles ¿Cómo es que el disco más vendido del mundo no existe en vuestro país?”. La pregunta fue acompañada, además, de una amenaza directa hacia Vogel: “Voy a tener que echar al que lleva Epic y mandarte de vuelta a España”.

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