El Día
El interés despertado a nivel local ha sido inusualmente alto,
arrastrado por fenómenos que ahora son globales como la desinformación, la
descalificación en el debate político y la migración como tema de interés
primario de los países.
Donald Trump se ha ganado la simpatía de la facción dominicana que
mantiene una postura crítica con relación a la descontrolada migración
haitiana, pues el discurso del expresidente, aunque enfocado a la migración en
Estados Unidos, logra paralelismos para esos grupos.
Igual ha ocurrido con grupos religiosos y tradicionalistas que mantienen
una cruzada contra el aborto o el predominio de lo que se denomina “ideología
de género”.
Como ha de esperarse, la demócrata Kamala Harris se ha ganado la
simpatía de los denominados grupos liberales que promueven la aprobación de
temas como las tres causales, apoyo a los inmigrantes o que respaldan la agenda
de los grupos conocidos como LGTB.
Alejandro Abreu, sociólogo consultado por EL DÍA, explicó que “sin duda,
las elecciones presidenciales del cinco de noviembre próximo son más relevantes
para los dominicanos que unas elecciones congresuales y municipales locales,
porque se sienten más cercanas y vinculadas a lo que puede pasar en los
próximos años”.
Entiende que entre los temas clave se destacan el impacto en las
remesas, la política migratoria, la economía y el tratamiento de los asuntos de
seguridad en la región.
Esta campaña, que se mueve con gran frecuencia entre la diatriba y lo banal,
deja ver la visión de los dos principales candidatos en asuntos como las
políticas migratorias y los temas de economía y empleo son particularmente
relevantes, ya que muchos dominicanos trabajan en sectores como la
construcción, el comercio y la hospitalidad, que pueden verse afectados por las
decisiones de quien ocupe la Casa Blanca.
Un sistema complejo
El sistema electoral estadounidense es complejo y único. A diferencia de
otros países donde el presidente se elige directamente por voto popular, en
Estados Unidos se utiliza el sistema de Colegio Electoral, donde cada estado
tiene un número determinado de electores basado en su población.
Los candidatos deben ganar al menos 270 de los 538 votos electorales
para convertirse en presidente.
Cada estado de la unión cuenta con un número específico de electores, y
en la mayoría de los casos, el candidato que gana el voto popular de un estado
obtiene todos los votos electorales de ese estado, en un sistema conocido como
“winner-takes-all”.
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