19 de enero de 2024

¿Debe la realeza hablar más de sus problemas de salud? El tabú de Isabel II empieza a romperse para bien

 Los comunicados sobre las operaciones de Kate Middleton y Carlos III apuntan a una nueva manera de gestionar los temas de salud por parte de la realeza que podría ser beneficiosa para el público.

POR VANITY FAIR


Los comunicados sobre la salud de la princesa de Gales y el rey Carlos III, emitidos ayer con apenas una hora de diferencia, podrían indicar un cambio de mentalidad en el palacio de Buckingham sobre la discreción con que deben llevarse este tipo de problemas de los miembros de la familia real. Es el análisis que han hecho en las últimas horas medios como The Telegraph o The Guardian, donde por ejemplo ayer se recordaba cómo en 2021 los británicos se enteraron a través de la portada de un tabloide de un ingreso hospitalario de Isabel II, siempre muy reacia a hacer públicos sus achaques y cualquier otro problema de tipo privado que le afectara.

En el caso de Kate Middleton, fue su propio equipo de comunicación el que ayer informó mediante las vías oficiales de que la princesa había ingresado en un hospital de Londres para someterse a una intervención quirúrgica en el abdomen que tenía programada.

El comunicado del palacio de Kensington no detalló el motivo de la operación que la alejará de la vida pública hasta abril, pero para frenar la especulación al respecto sí ha aclarado que no guardaba relación con un cáncer.

Poco después, Buckingham informaba de que la próxima semana Carlos III pasará por el quirófano para tratarse de una obstrucción en la próstata, una condición benigna que, según explica el comunicado, es muy común en los hombres de su edad, pero que en otros tiempos lo más probable es que sus predecesores en el trono no hubiesen hecho pública. “Este nivel de transparencia no tiene precedentes”, explica en el Telegraph la corresponsal de realeza Hannah Furness. “¿Quién podía imaginarse hasta ahora a un monarca compartiendo algo tan íntimo?”.

Al parecer, ha sido el propio Carlos III quien ha querido hacer público su diagnóstico con la intención de animar a otros hombres a que se realicen sus chequeos médicos, una decisión con la que ha marcado distancias con la manera en que la difunta Isabel II gestionaba este tipo de asuntos y que lo cierto es que ha inundado la prensa de artículos sobre los síntomas y tratamiento de un problema médico del que ahora la población tendrá más información.

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