La tarde del sábado 24 de abril de 1965 se puso en marcha
el proceso político y militar tendente a retornar al profesor Juan Bosch a la
presidencia y restablecer la Constitución de 1963. El conflicto se inicia
cuando la corrupción administrativa motivaron a un grupo de jóvenes oficiales
que, bajo la coordinación del brillante y joven oficial Coronel Rafael Tomás
Fernández Domínguez, se sumieran en actividades conspirativas en los cuarteles
con el fin de atender el clamor popular cada vez más poderoso exigiendo la
Constitución del 63 sin elecciones, así hicieron sucumbir al triunvirato
presidido por el Dr. Reid Cabral.
Este grupo de oficiales jóvenes se proponen restaurar el
gobierno constitucional del destituido presidente Juan Bosch, primer gobierno
elegido democráticamente en las urnas tras el ajusticiamiento del dictador
Rafael Leonidas Trujillo.
El campamento militar 16 de agosto, ubicado en la
Autopista Duarte, y el 27 de febrero, en la margen oriental, que meses antes había
sido destruido por la explosión de su polvorín, como era conocido, se rebelan
contra el gobierno de Reid Cabral.
El Dr. José Francisco Peña Gómez, hablando por una
emisora de radio, arenga al pueblo a levantarse en armas y lanzarse a las
calles en apoyo al golpe de estado perpetrado contra el triunvirato, y de ese
modo restablecer el gobierno constitucional de Juan Bosch.
Este llamado fue suficiente para que el pueblo se desbordara
en las calles proclamando su apoyo a la acción y reclamando el retorno a la
constitucionalidad.
Un grupo de militares rebeldes leen una proclama donde
exhortan al pueblo a respaldarlos. En la noche, Donald Reid Cabral habla al
país con el fin de conseguir que los rebeldes depongan las armas.
Los cuatro días que siguieron a ese acontecimiento pueden
considerarse entre los más intensos y complejos de la historia dominicana. Los
constitucionalistas depusieron al gobierno ilegítimo del Triunvirato,
encabezado por Donald Reid Cabral, ocuparon el Palacio Nacional y designaron al
doctor José R. Molina Ureña como presidente interino del país hasta el retorno
de Bosch, pues al primero le correspondía, según la Constitución, ocupar esa
posición en su condición de presidente de la Cámara de Diputados, la cual, por
supuesto, había dejado de funcionar luego del golpe de Estado del 25 de
septiembre de 1965.
Domingo 25 de abril
En las primeras horas de la mañana los militares
constitucionalistas entran a la ciudad de Santo Domingo y obligan a renunciar a
Reid Cabral. El pueblo se lanza a las calles ocupando el Palacio Nacional en
respaldo del contragolpe de estado. En la sede del Palacio Nacional un grupo de
militares forma el "Comando Militar Revolucionario" encabezados por
los coroneles Vinicio A. Fernández Pérez, Giovanni Gutiérrez Ramírez, Francisco
Alberto Caamaño Deñó, Eladio Ramírez Sánchez y Pedro Bartolomé Benoit, que
asume el poder a las 10:30 a.m.
Esa misma noche se traslada el poder a una autoridad
civil, en la persona del Dr. Rafael Molina Ureña como presidente provisional y
quien había sido el Presidente del Senado durante el Gobierno de Bosch.
Momentos después se anuncia el reestablecimiento de la constitución del 1963 y
el regreso del profesor Bosch ese mismo día desde Puerto Rico. Las
organizaciones populares exigen que se le entreguen armas al pueblo el cual ya
se había volcado a celebrar el retorno de la institucionalidad al país.
Mientras se producían estos acontecimientos en el centro
político de la ciudad, las fuerzas militares de San Isidro, polo opuesto a las
fuerzas militares constitucionalistas, bombardearon indiscriminadamente el
Palacio Presidencial y una extensa zona de la ciudad de Santo Domingo, al
tiempo que comenzaron a quebrar la fuerte resistencia que habían puesto los
militares y civiles constitucionalistas en los alrededores del puente Duarte.
Lunes 26 de Abril
Durante toda la mañana De inmediato comienzan los
bombardeos y los ametrallamientos aéreos al palacio presidencial y otras
posiciones de los constitucionalistas. Ya que en la base aérea de San Isidro y en
el llamado "Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA)" los
generales Wessin y Wessin y el general Imbert Barreras se oponen al retorno de
Juan Bosch y al restablecimiento de la constitución del 1963.
La batalla del Puente Duarte fue un de las más
sangrientas, pero al final de la misma, las tropas reaccionarias de Wessin y
Wessin fueron derrotadas y obligadas a volver sobre sus pasos. Fue tan
formidable la participación popular, que muy pronto el aparato militar regular,
quedo virtualmente desarticulado por las acciones militares del pueblo en
armas. Fue tomada la fortaleza del Ozama en donde se encontraba la odiada
Policía Nacional, en su versión de los cascos blancos.
Martes 27 de Abril
La Marina de Guerra, hasta ese momento neutral en el
conflicto, se une a las fuerzas de Wessin, y sus barcos bombardean al palacio
presidencial donde se encontraba el Presidente Provisional, Rafael Molina
Ureña. La fuerza aérea arrecia sus bombardeos contra la ciudad.
Ante la gravedad de la situación, el presidente
provisional Rafael Molina Ureña y miembros del alto mando constitucionalista
entre los que se encontraban los coroneles Vinicio Fernández Pérez, Giovanni
Gutiérrez, Rafael Fernández Domínguez entre otros, y varios dirigentes del
Partido Revolucionario Dominicano, se dirigen a la Embajada Norteamericana para
tratar de conseguir su mediación para lograr un acuerdo con los militares de
San Isidro.
Luego de una acalorada discusión el embajador Norteamericano
William Tapley Bennett el embajador llama por teléfono a Caamaño diciéndole que
solo falta él en la reunión, Caamaño respondió Dígale a Wessin que detenga los
bombardeos pero él (Bennett) les dice a los constitucionalistas Este no es el
momento de negociar, sino de rendirse de inmediato el presidente provisional
Rafael Molina Ureña, renunció y procedió a asilarse en la embajada de Colombia.
Igual camino siguieron otros dirigentes
constitucionalistas. Cuando todos los oficiales militares salían del despacho
del embajador norteamericano, El Coronel Francisco Alberto Caamaño Deño llegó y
se detuvo en la puerta y le dijo: Permítame decirle que seguiremos la lucha
suceda lo que suceda.
Al salir de la embajada Caamaño junto a otros
colaboradores cercanos, se dirigió al puente Duarte donde las tropas de Wessin
avanzaban hacia el centro de la ciudad.
El embajador Bennett, seguro confiado de que las fuerzas
de San Isidro se acercaban a una victoria, culpó, según su propio relato, a los
constitucionalistas de la crisis que vivía el país; acusó al movimiento de
estar infiltrado de comunistas y los devolvió a los que él llamó el “mundo
cruel” de las calles de Santo Domingo.
Esta decisión del embajador no le dejó otra opción a
Caamaño y otros de sus acompañantes que trasladarse al puente Duarte para
unirse a la resistencia que los constitucionalistas le hacían al avance militar
de San Isidro.
Este es el momento crucial que redimensiona la figura de
Caamaño, pues la fuerte resistencia de las masas de combatientes
constitucionalistas que estaban bajo su dirección, impidió el avance de los
tanques de San Isidro y revirtió lo que parecía un triunfo seguro de las
fuerzas militares conservadoras.
La presencia de Caamaño junto a otros militares en el
Puente levantó la moral de los combatientes e hicieron retroceder las fuerzas
de Wessin. El profesor Juan Bosch desde Puerto Rico y ante la imposibilidad de
regresar al país, delega sus derechos constitucionales al coronel Caamaño, y el
congreso se reúne de emergencia y proclaman a Caamaño presidente de la
República.
En el momento en que los constitucionalistas, quienes ya
había derrotado en santo domingo a las tropas regulares, se preparaban para el
ataque decisivo de San Isidro, base aérea en donde se encontraban concentradas
las tropas del CEFA, dirigidas por Wessin y Wessin y el general Benoit, estos
temerosos, solicitaron a los Estados Unidos su intervención militar, para
evitar un supuesto peligro comunista.