Fue de alta satisfacción
para mi haber acompañado al titular de la Dirección General de los Programas
Especiales de la Presidencia (DIGEPEP), licenciado Domingo Contreras, una
conferencia magistral sobre los beneficios que deja la siembra de; “La caoba Dominicana”.
Manuel Brito - Destelao.com
La actividad se efectuó
en el Instituto Politécnico de mi pueblo natal, Azua dirigido a estudiantes del
área de agronomía, quienes recibieron importantes informaciones, desconocidas
hasta ese momento, no solo por estos alumnos, sino también por los que
estábamos presentes.
La histórica actividad
educativa se produjo en el marco de una agenda de trabajo de todo un día
completo en las distintas provincias, priorizadas para alcanzar el 5 por ciento
o menos de sus ciudadanos iletrados.
Escuché con esperanza,
que la sociedad dominicana en apenas 30 años puede saldar su deuda externa
desarrollando un efectivo plan estratégico de sembrar la caoba, “Oro Rojo”, en
miles de tareas de tierra, no solo del Estado Dominicano, sino también de
particulares.
Al día de hoy el valor
de una caoba adulta en el mercado de acuerdo a un cálculo científico y
económico, ronda los 6 mil dólares, porque es de los pocos productos
comerciables que en tiempo ha mantenido una línea ascendente en los altos
precios, que la hace merecedora para las buenas inversiones económicas del
Estado y el sector privado de producir riqueza con una baja inversión y altos
beneficios con una tasa interna de retorno garantizada en el tiempo.
Pienso que con la alta
fertilidad de nuestra tierra, que es más superior a la requerida para la
siembra de este árbol, el “Oro Rojo”.
No sería ocioso
simbolizar, en nuestra imaginación que la Caoba Dominica, o el Oro Rojo son
nuestros pozos de petróleo y nuestros reales yacimientos de cualquier mineral,
como lo tienen otras naciones del mundo para producir riqueza y mejorar la
calidad de vida a sus habitantes.
Valoro y felicito esta
hermosa idea del director de los Programas Especiales de la Presidencia porque
se puede alcanzar, no solo debe estar en este despertar de conciencia y de
educación, se debe impulsar para que todos hagan conciencia y valoren la
importancia de sembrar caoba en los predios
disponibles.
Porque se fortalece el
apoyo en aras de que no solo estemos hoy hablando de apenas casi 4 millones de
plantitas en proyección ya puestas en vivero, sino en la cantidad requerida y
esperada para convertirlo en una industria pujante.
Con su nombre científico
la caoba dominicana (Sui tenía
majagonis) se idéntica como la segunda más preciada y cara en todo el mundo;
que tiene una demanda mundial, en estos momentos, de tres billones de metros
cúbicos, cuando el mercado solo está ofertando dos lo que crea un déficit de un
billón de la aspirada y deseada madera preciosa.
Científicamente plantea
el dinámico funcionario con tantas ideas
beneficiosas para la sociedad dominicana, Domingo Conteras, que en la siembra
de 644 mil ejemplares podría el país disfrutar en 30 años, no solo en tener una
riqueza sin igual, sino además de disfrutar de cero emisión de gases de
invernadero, por lo que viene siendo de mucho interés para los sectores
económicos y sociales impulsar la siembra de la misma a partir de los próximos
meses y convertirla en un esencial “comodities”.
Es decir, que en término
económico, por su baja inversión y su alta rentabilidad, hacer de ella un
producto financiero que pueda comercializarse en la bolsa de valores, a pesar
de que aquí está prohibido su corte, por la justa razón de que el Oro Rojo no
se ha desarrollado profusamente en el país como cultivo comercial y las que
existen en su mayoría han nacido silvestre del resultado de nacimiento natural.
Es innegable, muy cierto
es que varias instituciones públicas y privadas han venido impulsando la
unificación de voluntades en él espíritu de masificar su siembra y
capitalizarla ofreciéndoles una garantía de compromiso de certificación para
todos los ciudadanos de siembra individual
o productores de producción masiva de la misma se sumen a esta
iniciativa de creación de riqueza y
combatir con alta efectividad los efectos invernaderos, que terriblemente
afecta a la humanidad en estos montos.
Estos esfuerzos
requieren de un mayor impulso, que no se escatime ni los recursos económicos ni
los esfuerzos humanos necesarios para hacer realidad una acción efectiva y alcanzable que beneficiará enormemente a la
economía del país.
Es justo y oportuno
resaltar, los esfuerzos que vienen realizando la Fundación Atabey, que preside
Domingo Contreras, junto a la Cámara Forestal Dominicana, el Jardín Botánico,
entre otras, entidades, para impulsar la masificación de la producción y que no
se acabe de extinguir y solo es posible evitarlo sembrándola y haciendo
conciencia de los benéficos medioambientales y económicos para el país.
Este enfoque económico
para la República Dominicana con el plan de la siembra de la Caoba hasta de
sostenerse con seguridad y cálculos matemáticos y financieros reales para
asegurarse que pudiéramos pagar nuestra deuda externa con este proyecto nos
hace recordar al ilustre ciudadano dominicano Ángel Miolan, padre del turismo dominicano, cuando en un
momento de nuestra historia planteaba que el futuro económico del país estaba
en la industria sin chimenea, el turismo, al punto que le indilgaron los peores
calificativos y todas las expresiones de incredibilidad, y hoy hay que
reconocer que tenía más que la razón si partimos de los resultados de ser este
sector el de mayor empuje y creador de divisas de nuestra economía
proyectándose la meta de alcanzarse 10 millones de turistas en los próximos años.
No hay dudar
que las entidades que han asumido el tema de la Caoba Dominicana, El Oro
Rojo, tienen planes ambiciosos para impulsar su siembra masiva porque de ellos
están más que convencido de su garantía de producción de riqueza, al punto que se ha planteado la creación
futura de Caoban, un banco de la caoba convirtiendo esta preciosa y apetecible
madera en un “comodities”.
La Caoba es originaria
de los bosques semihúmedos de los países antillanos de Cuba, República
Dominicana, Puerto Rico, Haití, Jamaica y de Centroamérica. Es un árbol de
tamaño mediano que alcanza aproximadamente de 15 a 20 metros de largo, con
tronco corto y copa redonda.
Se considera de
crecimiento medianamente rápido y en el país se pueden encontrar atractivas
muestras en Imbert de Puerto Plata y en Barrera de Azua, de acuerdo con el
criterio de investigador a botánicos. Pueden vivir alrededor de un centenario o
más, ofreciendo atrayentes vistas y abrigo de los rayos del sol.
La flor de caoba fue
decretada como Flor Nacional en 1957, bajo el gobierno de Héctor Bienvenido
Trujillo Molina. Por esta razón figura impresa en el papel moneda dominicano.
Las flores de la caoba son verdes y pequeña, casi impredecibles, y se pueden y
se pueden apreciar en la época que va desde abril hasta junio. Son
aparentemente polinizadas por las abejas y las falenas. Nacen en una especie de
ramillete que agrupa a decenas de ellas, pues su tamaño es muy pequeño.
El presidente de ese
entonces el, doctor Leonel Fernández, promulgo
la Ley 146-11, que designa a la Caoba
y a la Rosa de Bayahibe como Árbol
y Flor Nacional, de la República
Dominicana, respectivamente.
La pieza legislativa en
su artículo tres instruye al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales,
al jardín Botánico doctor Rafael María Moscoso, y al Ministerio de Educación, a
desplegar los esfuerzos necesarios para el cumplimiento y promoción de esta
ley.
De igual manera, ordena
a las autoridades del Banco Central para
que en las nuevas ediciones del papel moneda, incluya la flor Rosa de Bayahibe en sustitución de la
flor de caoba, a partir del año 2014.
Con la promulgación de
esta ley, se deroga el decreto número
2944, del 16 de julio del año 1957, que designaba a la caoba como: Flor
Nacional.
El primer considerando
señala que es deber del Estado Dominicano tomar cuantas medidas propendan a
fortalecer la identidad como país.
Además, explica que a
diferencia de otros países, la República Dominicana todavía no había designado
su árbol nacional, y que dar esta categoría a una especie de planta endémica o
nativa contribuye de manera destacada a su conservación, a la vez que sirve de identidad nacional.
Resalta que con la
publicación de esta legislación, se
elimina la gran confusión que existía de si la flor de la caoba es la flor
nacional o el árbol nacional. Pero, además, aún todavía muchos dominicanos
pensarían que la palma dominicana es su árbol nacional. Este trabajo va
orientado y otros que publicaremos sobre
el tema y hasta un posible libro, como investigación científica sobre nuestro
Oro Rojo: La Caoba Dominica, a despertar la conciencia nacional y en especial a
las generaciones presentes y futuras de nuestro país, que apropósito del tema
que los pueblos que no conocen su cultura y su historia están llamado a
repetirla, como tragedia o como comedía, y un árbol puede sobre vivir
faltándole todo ( flores, frutos, hojas, ramas etcétera) pero menos sus raíces
porque muere, perece y ahí es en no
dejar solo a todas estas instituciones y personas para que el país logre este
propósito social, económico y medioambiental con la Caoba Dominicana: El Oro
Rojo.
El autor es periodista,
economista y abogado.