Por Héctor Darío Núñez
En días pasados, hojeando un periódico de La República Dominicana, pude leer la noticia, donde se manifestaba, el interés de Jean Claude Duvalier (Baby Doc), de regresar a Puerto Príncipe, Haití, donde muchos haitianos anhelan el retorno a esta época, pero los procesos históricos de los pueblos no son reversibles.
A la semana de tomar posesión de mis funciones diplomáticas en Puerto Príncipe Haití, como Ministro y Cónsul General, tuve la gran oportunidad de ser invitado a una fiesta privada, en la casa de alguien que posteriormente fue un gran amigo, Jack Boussan, dueño de Ibolele, célebre Restaurante, donde acudía cada Viernes a compartir con mis amigos, donde se bailaba música Haitiana, y un espectacular ballet folklórico. Además, era propietario de una isla con un Restaurante, Ibobeach.
En estos días se celebraba el cumpleaños de Baby Doc, como se le llamaba al hijo del célebre, Dictador, que gobernó con manos duras a esta empobrecida nación, y ahí tuve la oportunidad de conversar con él, y fue notaria, según las apreciaciones de los presentes, el gran parecido, además, de que teníamos la misma edad, 29 años, lo cual ocasionó que en reiteradas ocasiones me dijera "primo".
Aquella noche, conocí a Raúl Cedras, quien era teniente, para esta época, y con el cual luego mantuve una bonita amistad, llegando él posteriormente a ser Presidente de Haití.
El grado de relación con el anfitrión, Jean Boussan, con el Presidente era bien estrecho, pues la primera dama, Michelle Bennet, fue secretaria de él, por varios años. Es notorio resaltar que era un gran admirador de nuestro pueblo, y precisamente, viajando desde Rep. Dom., hacia España, en Iberia, a la medio hora de haber enrumbado el vuelo, le dio un infarto y murió.
En aquella ocasión también conocí, al padre de Michelle Bennet, y luego por mediación a este, conocí al Sr. Frederick Mazourka, un fugitivo de las leyes dominicanas, que se "escapó", llevándose consigo, al policía que le custodiaba.
Recuerdo que Baby Doc, participaba en muchos eventos sociales de la alta sociedad, y era invitado y siempre coincidíamos en actividades, y recuerdo fugazmente, la época de Trujillo, que hasta que no se marchaba, nadie podía hacerlo. Así que tuve que soportar muchos ambientes "obligados", ya que en mi condición de diplomático, no se veía bien, mi partida apresurada.
Mientras sus largas caravanas, recorrían las polvorientas calles de Haití, las personas se arrodillaban y el les lanzaba monedas en el suelo.
Una época, donde había una gran seguridad, pues las puertas podían permanecer abiertas, mi hijo jugaba en la calle, sin temor a secuestros a "vapor", que son típicos de la época actual, y en mi condición de diplomático con mi placa no. 808, era respetado por la población civil.
Recuerdo cuando acudía a las cárceles a recibir presos dominicanos para trasladarlos hasta la frontera, y repatriaba hasta 5 presos, y con un simple policía, recorría el largo trayecto, hasta Jimaní y luego de llenar los requisitos correspondientes, acudía a comerme un sabroso chivo, en Hotel de la zona.
Además, le permitía al policía Haitiano que me acompañaba, realizar compras de ciertos artículos que en Haití escaseaban, como Azúcar, Arroz y Aceite. Y también aprovechaba para realizar mis compras e introducirlas sin pago de impuestos.
Recuerdo el gran trabajo que me ocasionaban, algunas "chicas", que ejercían la actividad más viejo de la humanidad, la prostitución, y sus constantes problemas, con estos dueños de negocios.
Una gran actividad, y aún en mi "disco duro", permanecen, algunos nombres: Pensión Latina, City Club (un famoso Carlos), Copacabana, Biblos, Congo Bar, Poco a Poco, donde una cantidad de jóvenes iban en busca del sueño "haitiano".
25 años de mi paso por esta empobrecida aún, pero con situaciones más dramáticas y peligrosas, pero aun en mi corazón laten momentos emocionantes, y siempre recuerdo la lealtad de los haitianos, pues después de haber cesado en mis funciones, y haber regresado, el trato era el mismo, pues me asignaban un chofer y en los hoteles no pagaba.
En la última ocasión en que estuve en Haití, fue cuando era Agregado Militar, Coronel para esta época, el pasado jefe de Estado Mayor del Ejército en gobierno del Ing. Hipólito Mejía, general Manuel E. Polanco, el cual somos amigos y nos conocimos en mis funciones como Contralor del Palacio Nacional, y él pertenecía al Cuerpo de Ayudantes.
La idea de estas notas, es para compartir con nuestros amables lectores, el Haití del ayer, con sus famosos carnavales, con sus típicas tradiciones del "vudú", con sus personajes, comiendo "palomas vivas" y sacrificando animales, y con el cuerpo de vigilancia más especializado y control sobre nuestras mínimas actividades, los célebres "Ton Ton Macoutes", o de una forma más rígida: Vigilantes de La Seguridad Nacional.