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18 de octubre de 2025

Lograr el objetivo, sin perder el objetivo

La estrategia partidaria que convirtió líderes comunitarios en activos políticos se desvaneció al perder el vínculo con las bases que le dieron origen

Por Miguel Ángel Cid Cid       Acento

Lograr el objetivo, sin perder el objetivo

Desde el barrio hasta el país, su fuerza colectiva construye caminos de justicia y cambio sostenible. (Imagen generada con IA, a partir de este artículo).

Los líderes comunitarios, en su mayoría, convergen en un partido político. Votan por los candidatos que se presentan en las elecciones. Pero lo comunitario y lo político es como el vinagre y el aceite. Difícil de mezclar.

Aviso que el título cabecero de este artículo es ajeno. Corresponde a una dinámica de planificación que aprendí con el amigo Roque Feliz, hace aproximadamente 30 años. La técnica es frecuente en los procesos de planificación y educación popular en boga durante la segunda mitad del siglo XX.

El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en su momento, manejaba estrategias y métodos para insertar a sus miembros en las diferentes organizaciones sociocomunitarias. El PLD las llamaba Organizaciones de Masa. El nombre del área responsable de manejarlas era Línea de Masas.

La Secretaría de Línea de Masas desarrollaba capacitaciones para especializar a los compañeros peledeístas en el arte de dirigir organizaciones. Pretendían tener especialistas en línea de masas en todo el territorio nacional.

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Lo comunitario y lo político es como el vinagre y el aceite

La meta era lograr que los miembros del partido morado fueran parte de una agrupación. Que pudieran contribuir al buen funcionamiento del grupo del que son integrantes y convertirse en dirigentes de este.

Se les enseñaba, por derivación, trucos para evitar que la actividad político-partidaria nunca interfiriera con la defensa de la agrupación y la comunidad.

La formación técnica en cuanto al manejo de las organizaciones sociales o de masas llevaba —en la mayoría de los casos— a cultivar dos tipos de liderazgos paralelos. Es decir, líderes comunitarios y líderes en el partido al mismo tiempo.

Quiere decir lo anterior que el fin último de la estrategia morada consistía en formar líderes políticos en cada rincón del país.

El PLD cobró con creces la plusvalía de los resultados debido a la implementación del método. Pero el ascenso al poder los empujó a abandonar el trato especializado a las agrupaciones de masas. Incluso, disolvieron la secretaría.

Son pocos los peledeístas de hoy que conocen las razones del abandono. Pero dejar de lado el método les está costando tan caro que la acumulación originaria no les alcanza para recuperarse de la caída. El liderazgo construido se fue a pique.

O sea, el partido morado logró el poder del Estado. Pero por lograr el objetivo, terminó perdiendo el objetivo que lo llevó al poder.

La dinámica se desenvuelve de la manera siguiente: los líderes comunitarios son apetecidos por los partidos políticos mientras estos gocen del respeto de la comunidad.

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