Los Windsor han tenido otros anni horribiles, pero los primeros 12 meses del reinado de Carlos III han sido un año sin precedentes para la familia y su país, y se ciernen grandes interrogantes sobre el futuro de la monarquía.
POR KATIE NICHOLL
Los comunicados relativos a las hospitalizaciones, hechos públicos con
apenas unas horas de diferencia, eran solo una parte de lo que finalmente se
sabría. En cuanto al rey, el palacio no especificó qué tipo de cáncer, solo que
no era de próstata, y explicó que el monarca se tomaría un descanso de los
compromisos públicos mientras recibía tratamiento ambulatorio. La situación de
la princesa pareció diferente desde el principio. Al comienzo, la opinión
pública se enteró de que pasaría hasta dos semanas ingresada en la London
Clinic tras someterse a una operación abdominal mayor “planificada” y que
volvería a sus obligaciones en torno a Semana Santa. Presionado, el palacio
anunció que la afección no especificada era “no cancerosa”. Pero mientras se
recuperaba, la princesa recibió la impactante noticia de que ella también
padecía cáncer.
Fue un momento decisivo en la historia de la realeza.
Con el rey y la princesa de Gales temporalmente fuera de escena, el
príncipe Guillermo anunció que se tomaría un tiempo libre para cuidar de su
esposa y de su joven familia. El palacio, deseoso de restar importancia a
cualquier sensación de pánico, calificó la aparente crisis como un “bache”,
insistiendo en que el rey era optimista sobre su pronóstico y volvería al
trabajo tan pronto como recibiera la luz verde de su equipo médico. En el caso
de Kate, no hubo tanta información sobre cuándo retomaría sus obligaciones
públicas.
Esta vez el palacio no tenía un programa establecido. No fue un
escándalo público ni una crisis como una abdicación. Sin embargo, obligó a
Carlos a replantearse su reducida monarquía y la mejor manera de servir al
pueblo. La poderosa dinastía Windsor, que no hace mucho tenía al frente al
monarca más longevo del mundo, parecía de repente muy vulnerable.
Si bien el rey contó con el apoyo de otros miembros de la familia que se
encargaron de que el engranaje siguiera en marcha, la ausencia de Guillermo y
Kate fue notable. “Sin ella, todo parece menos alegre. El futuro de la
monarquía son Guillermo y Catherine”, afirma Patrick Jephson, antiguo
secretario privado de Diana, princesa de Gales. “Y, como sabemos por cualquier
estudio superficial de la familia real británica, son las mujeres las que tiran
del carro, las que salen ahí fuera y hacen que las cosas sucedan”. ¿Hasta qué
punto es frágil la monarquía? Pues es tan frágil como lo es Catherine y, de
momento, no lo sabemos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario