Redacción El Caribe
Se vuelve a
importantizar la necesidad de racionar el agua potable, como si esta no fuera
un recurso escaso en toda circunstancia, no solo en tiempos de crisis, por lo
que siempre se debe usar de manera racional.
Como se está hablando
del tema y se prevé que se aproximan meses críticos, es necesario, entonces,
complementar las acciones que pueda estar desarrollando actualmente el Gobierno
con iniciativas orientadas a la prevención.
Pero sin cometer el
error de otros tiempos de sequía y escasez, cuando la alarma fue tal que la
gente empezó a almacenar agua innecesariamente. Y cuando se dice que hay agua
suficiente se incentiva el derroche.
La prioridad es que
nunca falte agua para consumo humano, y definir un plan interinstitucional a
partir de orientar a la población de que debe economizarla y racionar su uso.
Entre las medidas a
las que siempre se apela figuran: racionar la distribución de agua potable,
prohibir su uso en los lavaderos de autos informales y en piscinas inflables,
agilizar la corrección de averías y evitar todo desperdicio del líquido.
Convendría racionar
desde ya el suministro para fines agrícolas, y aunque todavía no estamos en una
emergencia, reprogramar los días de servicios de agua para la siembra.
Existe un Gabinete
del Agua, pero no estamos persuadidos de que pueda ser un ente lo
suficientemente dinámico como para liderar esfuerzos que deben poner en tensión
e integrar a una gestión para reducir los efectos de la sequía, a los
organismos en capacidad de contribuir.
Todo plan de esta
naturaleza debe tener un punto de partida, que es educar a la ciudadanía y
crear conciencia.
Parecería que
exageramos porque a decir verdad no hay una situación crítica, pero se vaticina
una sequía que conllevaría a la escasez de agua potable.
También es una verdad
irrefutable que esta es una materia que debiéramos conocer de memoria pero
siempre estamos aprendiendo, y cada vez sugerimos lo mismo y repetimos lo mismo
para, como Sísifo, volver a hacer lo mismo.
Ahí está el tema, que
no es para salir corriendo, pero alcanza siquiera para pedir que la ciudadanía
comprenda, administre y racione el agua potable, y que las autoridades hagan su
parte.