De Manuel Matos Moquete
Colaboracion: Manolo
Lopez
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Foto de:
Viriato Fiallo en el mitin del Parque Independencia
pronunciando pronunciando
¡BASTA YA!
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“La
corrupción galopante, el nepotismo, la inequidad social en aumento, la ausencia
de derechos sociales de calidad (educación, salud, trabajo, la seguridad social
y ciudadana, trabajo, etc.), el rebajamiento de nuestra nacionalidad por la
entrega complaciente al poder político y económico de las potencias
internacionales y el conformismo que a todos nos envuelve, están a la espera de
un nuevo ¡BASTA YA!”
Releo el
periódico Unión Cívica Nacional, y recuerdo momentos inolvidables de la
historia reciente de nuestro país, que algunos privilegiados por la edad y por
la participación activa en la política vivimos entre 1961 y 1963, y hoy podemos
contar. Viajo y vuelo atraído por los ecos de la consigna ¡Basta ya!
De
Argentina nos llegó el ¡Basta! del escritor Eduardo Mallea en su obra La Bahía
del Silencio, grito de indignación que circuló en América en los años cuarenta:
“¡Basta! Vamos a usar esta palabra. La vamos a blandir. La vamos a tener en la
boca. La vamos a tener en la mano. La vamos a tener en la conciencia. La vamos
a tener en el intelecto. La vamos a tener en el corazón. La vamos a tener
incluso en la corriente de nuestro sueño, que tendrá por característica el ser
sueño de unos hombres a quienes importa llenar el insomnio con algún adelanto
para los otros, para los que no pueden dormir -mereciéndolo- a causa de una o
de otra injusticia. Vamos a llevar esta palabra adentro. La vamos a sacar
siempre que haga falta. La vamos a tener limpia y lista como la espada de acero
que vela el rápido reposo del militar. La vamos a cuidar como cosa sacra. Como
cosa que no se va a malemplear. Como cosa que merece fe, que merece sacrificio,
que merece una dedicación no verbal. La vamos tener como la salud de nuestro
cuerpo, pero no la salud a cubierto, sino la salud arriesgada y a la
intemperie.”
El ¡Basta!
de Mallea fue retomado en 1961 en República Dominicana bajo la forma del ¡Basta
Ya! de la Unión Cívica Nacional y Viriato Fiallo, marca principal de ese líder
y quizás de toda una época.
Una
consigna es una palabra-acción que convoca y moviliza en torno a un propósito.
Más que un concepto, expresa una intención. No apela a la comprensión sino a la
adhesión mediante la emoción. Es altamente referencial, tiene el contexto del
momento y la oportunidad (es una expresión oportunista) como aliados y
sustentos principales.
En su época
¡Basta ya! fue una consigna potente. Me atrevo a afirmar que en los meses
posteriores a la muerte de Trujillo fue la consigna que convocó a la mayoría
del pueblo dominicano en torno a las acciones en contra de los remanentes del
régimen trujillista. Identificó a la Unión Cívica Nacional y a su líder Viriato
Fiallo.
Todavía en
mis oídos retumban las voces que en los mítines de Unión Cívica Nacional la
multitud indignada reclamaba libertad y democracia bajo la consigna ¡Basta ya!,
con la que el presidente de esa organización, Viriato Fiallo, concluía sus
alocuciones como un llamado cívico y patriótico perentorio.Esa consigna se
escuchó y llenó los espacios de las denuncias y de la esperanza libertaria y
democrática por primera en la Puerta del Conde, luego en Santiago, en la
Universidad de Santo Domingo y después, en todos los rincones del país.
El primer
número del periódico Unión Cívica Nacional destaca el ¡Basta ya! en su primera
plana, título de una carta firmada por Viriato Fiallo y los demás dirigentes de
Unión cívica Nacional en la que se le solicita a Joaquín Balaguer, Presidente
de la República, excluir de los mandos militares a “individuos cuyos
antecedentes y actuaciones producen un sentimiento de justificado temor en la
población…”
Entre esos
militares denunciados como pilares del trujillismo, y que todavía permanecían
en sus cargos estaban: General José María Alcántara, General Atilano López,
General Cesar A. Oliva Coronel Cándido Torres Tejeda y Coronel Horacio Frías.
La historia
es del vencedor. Solo importa quién triunfa, quien se impone, aunque sea
ideológicamente. En ese sentido, existe un sesgo en la historia dominicana
posterior a Trujillo que hace que de aquellos meses solo se recuerden y
reivindiquen algunos personajes: Bosch, Balaguer, Bonnelly y Tavárez Justo.
Viriato
Fiallo debe figurar entre esos nombres. Fue un pionero de nuestra democracia.
Su nombre, su sacrificio y sus ideas constituyen un fuerte legado, un legado
ejemplar, que mucho se necesita para dotar a esa democracia de un fuerte
soporte moral, que tanta falta le hace.
¿Quién era
Viriato Fiallo? Aquí he de apoyarme en el investigador Alejandro Paulino Ramos,
destacando algunos datos de su extensa semblanza de ese personaje:
Médico
Cirujano en la Universidad de Santo Domingo, 1922. Ejerce la Medicina y dicta
conferencias médicas y filosóficas, 1934-1946. Visita la isla de Cuba y entra
en contacto con el exilio antitrujillista, 1946. Encarcelado en la Fortaleza
Ozama, 1946. Junto a toda su familia se asila en la Misión diplomática de
Colombia, 1947.Encarcelado en la Cárcel Pública de San Cristóbal acusado del
delito de oposición al régimen de Trujillo, 1951. Recluido en la cárcel de San
Cristóbal por el mismo delito de oposición al régimen, 1952. Al finalizar la tiranía,
fundó la sociedad patriótica Unión Cívica Nacional, UCN, 1961. Participa como
candidato a la Presidencia de la República en las elecciones de 1962. Fue
derrotado por Juan Bosch.
El
periódico Unión Cívica Nacional, vocero de la agrupación del mismo nombre,
fundado en agosto de 1961 es un valioso documento que muestra y enseña cómo en
torno al proyecto patriótico de esa organización se nuclearon dominicanos y
dominicanas de diversas sensibilidades con el solo propósito de abrir camino
hacia la democracia, desafiando de manera radical al gobierno de Balaguer y a
los remanentes del régimen de Trujillo que todavía detentaban el poder.
Hoy,
revisando un ejemplar original de ese periódico, en mis manos por cortesía del
historiador Antinoe Fiallo Billini, me llena de simpatía y de seguridad en los
conceptos que acabo de emitir, el saber que en su producción figuran los
nombres de intachables comunicadores que hoy, cincuenta años después, son
ejemplos de honestidad y vocación de servicio.
Las páginas
de ese periódico son una lección de verticalidad en la defensa de los
principios democráticos y de la moralidad pública. Los editoriales son ejemplos
de conceptualización ética y ciudadana. Hoy, contextualizándolos, deberían ser
recogidos y difundidos en los planteles escolares.
El
periódico no era un espacio solo para los “cívicos”. Las denuncias,
principalmente de atropellos, por parte de los trujillistas, tenían cabida sin
importar los horizontes ideológicos. No había iniciativa orientada hacia la
apertura democrática que ahí no encontrara eco: los abogados, los médicos, los
universitarios y los simples ciudadanos ahí inscribían sus protestas y sus
proyectos de organización incipiente.
Al recordar
los meses posteriores al ajusticiamiento de Trujillo no pretendo levantar del
nicho definitivamente sellado por la historia dominicana a algunas glorias
derrotadas que llenaron de esplendor aquellos momentos difíciles del inicio de
nuestra democracia. Tampoco vomitar mi nostalgia herida, porque muchas cosas
hermosas se quedaron en el camino cuando debieron permanecer y acompañarnos
hasta estos no previsibles episodios de esta democracia de hoy, mediocre y
escamoteada a la historia y a la sociedad dominicana.
Lo que no
entiendo es cómo en la bifurcación política de los años 1961 y 1962, en las
opciones que ofrecían los dos líderes y organizaciones más importantes, Viriato
Fiallo y la Unión Cívica Nacional y Juan Bosch y el Partido Revolucionario
Dominicano, solamente Bosch quedó en nuestro horizonte como una realidad viva y
en ascenso, mientras que Viriato Fiallo fue sepultado y borrado de la memoria
histórica como si nunca hubiera existido. La sociedad dominicana está en deuda
con Viriato Fiallo.
Nadie
promovió las reivindicaciones de libertad, derechos humanos y democracia como
el líder de la Unión Cívica Nacional en los primeros meses de la lucha
antitrujillista, es decir, del 30 de mayo hasta la célebre Navidad con Libertad
de ese año, consigna liderada por esa agrupación, que dio lugar a la salida de
Balaguer al exilio. Ni siquiera los partidos de izquierda, 14 de Junio, MPD y
PSP, cuyo impacto era mínimo.
Bosch
estaba en un asunto más político que ideológico .Buscando capital el electoral
que finalmente logró el 20 de diciembre de 1962,había lanzado su consigna de borrón
y cuenta nueva, que le ha hecho tanto daño a este país, antes y ahora,
destrujillizando el dilema político del momento que debió cumplirse a
cabalidad. Sobre todo, dándole un contenido clasista extemporáneo a nuestra
sociedad, en base a las políticamente atinadas imágenes expresadas en la
separación entre tutumpotes e hijos de Machepa.
A más de
cincuenta años de aquellos acontecimientos, y en vista del descalabro de la
democracia boschista, balaguerista y peñagomista, que es la que reclaman los
líderes actuales como gran legado de nuestra historia reciente, es necesario
tomar un poco del legado de Viriato Fiallo y conciliarlo con el legado de Juan
Bosch. Si fuese posible reescribir la historia, lo más saludable para esta
democracia liberal que llegó hasta hoy tan contaminada de las más sombrías
herencias conservadoras, hubiera sido imprimirle la impronta de esos dos
líderes.
Así quizás,
nos hubiésemos economizado el pesado lastre que representa Joaquín Balaguer.
Finalmente, la oligarquía representada por Viriato Fiallo debió ser menos
nociva para nuestra sociedad que la representada por Balaguer.
Como
quiera, nos haría bien otro grito de pudor y libertad como el ¡Basta! de Mallea
y el ¡Basta ya! de Viriato Fiallo. Así, quizás, podríamos barrer tantas
indignidades que colman y destruyen la vida en nuestro país y las aspiraciones
de la ciudadanía una mejor democracia.
La
corrupción galopante, el nepotismo, la inequidad social en aumento, la ausencia
de derechos sociales de calidad (educación, salud, trabajo, la seguridad social
y ciudadana, trabajo, etc.), el rebajamiento de nuestra nacionalidad por la
entrega complaciente al poder político y económico de las potencias
internacionales y el conformismo que a todos nos envuelve, están a la espera de
un nuevo ¡BASTA YA!
Fuente:
http://www.diariolibre.com/ Lecturas / 01 Noviembre
de 2014