El Cañero

23 de marzo de 2012

El Presidente promete y promete


RAFAEL PERALTA ROMERO
Un ejemplo muy notorio  del ejercicio irresponsable del poder  consiste  en cerrar los oídos  ante los clamores de la población  cuando reclama  solución a los problemas que la atosigan.  Pero también es  expresión de irresponsabilidad - quizás el menos lesivo-  que un jefe de Estado se lance  a las calles, cuando le quedan  pocos  meses de mandato,  para ofrecer lo que antes no hizo.
Durante  los siete años y medio que lleva el doctor Leonel  Fernández al frente del gobierno,  cientos de  organizaciones sociales y voceros comunitarios de uno a otro confín del país han estado solicitando la construcción de obras  físicas necesarias  para sus respectivas localidades.
En todo ese tiempo, el presidente Fernández  no escuchó las  súplicas de quienes demandaban  reparación de calles y carreteras,  saneamiento de cañadas,  construcción   de escuelas o instalación de acueductos, entre otras necesidades perentorias.
Pero de repente, el mandatario ha decidido recorrer el territorio nacional  para sembrarlo de promesas. Promete aquí y promete allá y promete hasta lo que no se le ha solicitado.  Ofreció proyectos en La Romana, Baní, Santiago, Samaná, en  barrios de la Capital y  provincia Santo Domingo.
Justo a dos meses de las elecciones en la que será escogido su  sustituto, Fernández ofrece   infraestructuras  que llevarían mucho más del tiempo que le queda en el ejercicio del poder,  y  por demás compromete la administración de su sucesor.  Sólo en Puerto Palta  prometió levantar obras por valor  de tres mil millones de pesos. Sume con las de otros lugares.
La Plaza de la Bandera   permaneció largo tiempo esperando mantenimiento. Pero no había medio millón de pesos para  reponer una losa, limpiar la fuente, colocarle bombillas. Pero  de pronto, fue reparada  a gran velocidad a un costo de 80 millones. Un día se sabrá la verdad.
El  presidente Fernández  ofrece la construcción de  centros multiusos, asfaltado de calles, escuelas y  mayor vigilancia para controlar la  peligrosa inseguridad en que  vive el pueblo dominicano. Es lo que ha pedido la gente durante  estos siete años y medio. Pero para eso no había fondos.
Ahora el Presidente se mueve por el país, regando promesas.  Cada movimiento del presidente Fernández está orientado a su campaña electoral  para el 2016, y de paso procura impulsar al alicaído candidato de su partido, para las elecciones de  este año,  quien definitivamente no acaba prender en la aceptación popular.
La pretensión de  inventar en dos meses lo que debió hacer en ocho años, -lo que nunca se hizo- resulta a todas luces  una actitud poco sensata  del doctor Fernández. Y es además, una burla a tanta gente buena que aparenta confiar en su rosario de promesas.  Pero…él es así.

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