Por Marcos Moreno
(CNN Español) — El
presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha puesto en peligro su salud: ha acudido
a manifestaciones convocadas en su apoyo y contra las medidas de aislamiento
dictadas por políticos regionales, a pesar de que traían consigo aglomeraciones
de personas; ha participado de oraciones colectivas, ha abrazado a seguidores e
incluso rechazado el saludo distante de codos que le brindaban otros políticos
o miembros del Ejército.
Es decir, ha desafiado
las directrices de las autoridades sanitarias para prevenir el covid-19. Más si
tenemos en cuenta su edad, 65 años, que lo ubica en el grupo de riesgo, según
la Organización Mundial de la Salud.
¿Qué pasaría si el
mandatario se contagiara de coronavirus, así como ha pasado con otros líderes
dentro y fuera del país?
Para empezar habría
que ver si la gravedad de la enfermedad le impediría realizar normalmente su
trabajo.
Para Michael Mohallen,
profesor de Derecho Público de la Fundação Getulio Vargas: “La Constitución
brasileña no define criterios objetivos para una retirada temporal del
presidente. Solo explica que asumiría el puesto el vicepresidente mientras dure
la incapacidad del primer mandatario. El criterio que se ha utilizado en Brasil
es que el propio presidente define este momento, claro, el límite de la
conciencia”.
Esto sucedió ya en
enero y septiembre del año pasado cuando Bolsonaro se sometió a varias cirugías
por problemas derivados del atentado que sufrió durante la campaña electoral,
en septiembre de 2018. El vicepresidente de Brasil, el general retirado
Hamilton Mourão, ejerció por tiempo limitado la Presidencia del país.
Varios colaboradores
de Jair Bolsonaro han pasado por el covid-19. A principios de marzo, el jefe de
Estado y una comitiva de ministros y colaboradores viajaron en visita oficial a
Estados Unidos. A la vuelta se supo que varios de ellos habían contraído la
enfermedad.
Todos los que formaban
parte de la comitiva se sometieron a los exámenes pertinentes, entre ellos el
propio presidente de Brasil, que confirmó el resultado negativo de la prueba,
aunque se negó varias veces a entregar el documento original hasta que la
justicia lo obligó a hacerlo dos meses después. Requerido por un periodista,
contestó en tono de broma al acabar la rueda de prensa: “Después de la
puñalada, no va a venir una gripecita a derribarme”. Se refería al atentado que
sufrió en septiembre de 2018 y que, según su hijo, comprometió tres órganos,
entre ellos un pulmón.
En un pronunciamiento
en la televisión nacional, realizado en marzo, Bolsonaro afirmó que el 90 % de
la población no manifestaría el virus en caso de contraerlo. “En mi caso
particular, por mi historial de atleta, en caso de contaminarme por el virus,
no tendría de qué preocuparme, no sentiría nada o como mucho una gripecita, un
pequeño resfriado”.
El doctor Elmer
Huerta, especialista en Salud Pública y colaborador de CNN en Español, explica
las posibilidades que enfrentaría Bolsonaro.
“El trauma en su pulmón no necesariamente
sería un agravante si contrae coronavirus. Lo que se sabe, hasta el momento, es
que son las condiciones crónicas pulmonares las que complicarían los síntomas”.
Huerta resalta que la edad del presidente sí lo pone en el grupo de riesgo.
Bolsonaro, como
cualquier paciente, tiene tres opciones si se infecta de covid-19, explica el
doctor Huerta. a) Que caiga en el 80% de asintomáticos u oligosintomáticos (que
presentan algunos síntomas) b) que sea del 15% que presenta síntomas más
intensos o c) Que sea del 5% de pacientes que se complican.
“Es una ruleta rusa”,
añade.
Contagiarse de
coronavirus, entonces, no necesariamente significa que el presidente de Brasil,
o cualquier otro líder, tuviera que dejar de cumplir sus funciones, dependería
de la intensidad de los síntomas.
Y ¿jugaría a su favor,
como afirma, el pasado de atleta de Bolsonaro? “Falso. Sabemos de mucha gente
que fue atleta o es atleta y que va a presentar muchos síntomas”, dice Huerta y
menciona el caso del actor de Broadway Nick Cordero
“en forma, con un buen
peso, un persona atlética”, a quien le amputaron la pierna derecha tras
complicaciones con el coronavirus.