Por Luis de la
Torre
(Especial para la
revista ¡AHORA! No. 10 de Junio 15 de 1962)
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Familia de la Maza |
El 30 de mayo
Trujillo seguía su
desenfrenada carrera de asesinatos, inmoralidades, sed inextinguibles de
riqueza y humillaciones sin cuento infligidas a la sociedad dominicana por él,
los miembros de su familia y allegados.
Antonio de la Maza
formo parte de un grupo de conspiradores, decididos a acabar de una vez por
todas con el dictador.
La historia del 30
de mayo de 1961 es de todo conocida. En la noche de ese día caía acribillado a
balazos el hombre que durante 32 largos años había ejercido una omnímoda
autoridad sobre tres millones de dominicanos.
La terrible
maquinaria represiva del trujillato, inicio de inmediato sus actividades.
Cae Pablo Antonio
Pablo Antonio de la
Maza, conocido por el apodo de Pirolo, vivía en esta capital con su hermano
Antonio, por quien guardaba un entrañable cariño, el que era reciprocidado en
la misma medida, por esto, Antonio no le dio participación activa a Pirolo en
la trama, aunque si se la había puesto en conocimiento.
El 30 de mayo, a
prima noche, Pirolo, se dirigió despreocupadamente al hotel El Embajador, donde
departió con un grupo de sus amigos durante varias horas. Al llegar a su casa
fue aprehendido, sorpresivamente para él, por miembros del Servicio de
Inteligencia Militar. Aun la muerte del tirano no era conocida más que por unos
cuantos.
El joven apenas de
31 años, fue conducido a la alucínate prisión de la 40, donde fue sometido a
torturas por un grupo integrado por Clodoveo Ortiz, el teniente Pérez Mercado,
de la Policía Nacional, Ángel Salvador Rodríguez Villeta, y otros. Luego de ser
masacrado Pirolo, fue llevado a otra prisión famosa, El Nueve, donde se
encontró con los doctores Antonio Rosario, actual secretario de Trabajo,
Antonio García Vásquez, hoy procurador general de la Republica, y con Ramón
García Vásquez, Miguel Ángel Michel Díaz, Aníbal Franco, José Peralta Michel,
Ramón B. García, Bú Viñas, doctor Alberto Rincón y varios mas, prisioneros
también.
Todos ellos se
encontraban completamente desnudos, en celdas húmedas y malolientes. Pirolo,
además, estaba esposado con las manos detrás de la espalda, en posición
dolorosa. El doctor Alberto Rincón, su cuñado, le servía de sostén para que su
espalda lacerada no entrara en contacto con las paredes y el piso.
Ranfis Trujillo
visitaba diariamente la cárcel, día y noche, junto a su cuñado Luis José León Estévez,
el mayor Octavio Balcacer, el licenciado Eladio Ramírez Suero, el doctor
Teodoro Tejeda Díaz, Federico Cabral Noboa, el capitán del Villar, Clodoveo Ortiz
y otros.
La noche que
mataron a Juan Tomas Díaz y a Antonio de la Maza, en la acera de la Ferretería
Read, Ranfis se persono en El Nueve para informar personalmente a la esposa de
Díaz la muerte de su marido y a don Vicente de la Maza, la de su hijo. Luego se
dirigió a la celda que ocupaban Pirolo, Armando D’Alexandro y varios mas, y
dijo: “Su hermano acaba de morir; prepárese, que usted se muere mañana”.
Armando cuenta que
Pirolo, deshecho físicamente, aun tuvo fuerza para decir al morfinómano hijo del
tirano lo siguiente: “Yo estoy preparado, si usted quiere podemos acabar ahora
mismo”.
Horas después
Pirolo fue sacado de la celda, no volviéndose a saber más de él. Ranfis cumplió
su promesa. (Continuara)