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Rosario Espinal |
Escrito por: ROSARIO ESPINAL
Lo sabía, de todas maneras me impactó la hilera de fotos de los integrantes del Consejo Nacional de la Magistratura. Todos hombres.
Podía pasar desapercibido, no mortificar, o incluso ser justificado; pero tantos hombres en una instancia de poder que tomará decisiones tan importantes para el país, es de lamentar.
Es el año 2011, estamos en pleno siglo XXI, y las mujeres siguen sub-representadas o no representadas en instancias públicas claves.
El Consejo Nacional de la Magistratura ha sido convocado para el jueves 11 de agosto. Su función será evaluar jueces, llenar vacantes en la Suprema Corte de Justicia, nombrar los jueces del nuevo Tribunal Constitucional y del Tribunal Superior Electoral.
El Artículo 39 de la nueva Constitución Dominicana, proclamada el 26 de enero de 2010, enfatiza en el numeral 5 el esfuerzo que debe hacer el Estado para alcanzar una representación equilibrada de mujeres y hombres en las instancias públicas.
Textualmente, la Constitución dice lo siguiente: “El Estado debe promover y garantizar la participación equilibrada de mujeres y hombres en las candidaturas a los cargos de elección popular para las instancias de dirección y decisión en el ámbito público, en la administración de justicia y en los organismos de control del Estado”.
Pero en el Consejo Nacional de la Magistratura, organismo que ejecutará algunas disposiciones claves de la nueva Constitución, hay un absoluto desequilibrio de género: ocho hombres y ninguna mujer.
El Presidente de la República es hombre, el Procurador General de la República es hombre, el Presidente del Senado es hombre, el Presidente de la Cámara de Diputados es hombre, los representantes del segundo partido en el Senado y en la Cámara de Diputados son hombres, los representantes de la Suprema Corte de Justicia también son hombres.
¿Puede el Consejo Nacional de la Magistratura despojarse de los prejuicios machistas y nombrar de manera equitativa y equilibrada los jueces de las altas cortes? Pronto se sabrá.
Vale de todas formas recordar que en lo que va de siglo, poco se ha hecho para aumentar la participación de las mujeres dominicanas en las instancias públicas, a pesar del cacareo en contrario.
En el Senado, de 32 escaños sólo hay tresmujeres. En la Cámara de Diputados, la representación de mujeres se ha mantenido alrededor de 20%, a pesar de que el mínimo deseable, según estable la Ley de Cuotas, es 33%. En el gabinete presidencial sólo hay 3 mujeres de 21 ministerios. En la Suprema Corte, donde 34% de los jueces son mujeres, los dos escogidos para el Consejo Nacional de la Magistratura son hombres.
Con esta baja representación de las mujeres en los distintos poderes públicos, y la tendencia machista enraizada en la cultura y la práctica política dominicana, los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura enfrentan el desafío de expresar la voluntad de la nueva Constitución Dominicana en promover y garantizar la participación equilibrada de mujeres y hombres.
No es asunto de privilegios para las mujeres, es cuestión de igualdad, de superar las prácticas de discriminación contra las mujeres por ser mujeres, prácticas que las mantienen fuera o en minoría dentro de las instancias de poder y que perpetúan la marginación y la desigualdad.
En República Dominicana hay mujeres juristas con capacidad y experiencia para ocupar posiciones en la Suprema Corte de Justicia, el Tribunal Constitucional y el Tribunal Superior Electoral.
Le corresponde al Consejo Nacional de la Magistratura apegarse a las disposiciones de igualdad de la nueva Constitución y a las normas de justicia pública en los nombramientos de esas altas cortes. Las mujeres representan el 50% de la población.