El Cañero

13 de noviembre de 2012

LOS LEGISLADORES DE INFANTERIA DE CARLOS RODRIGUEZ


POR: ROBERTO MARTINEZ TORRES

“El 20 de junio de 1789, tres días más tarde de que se hubiese constituido la Asamblea Nacional, fue ésta a reunirse en la Sala des Menús y, encontrándose la puerta cerrada, los asambleístas pasaron a la de leu de Paume, donde J. S. Bailly (1736-93) les conjuró a que no se separaran hasta que se hubiese concedido una Constitución a Francia. El día 23 Luis XVI declara que todas las decisiones que tome la Asamblea reunida ilegalmente serán anuladas y ordena que se retiren sus diputados. Cuando Luis XVI se aleja, el gran maestro de ceremonias, marqués de Dreux-Brezé, les dice a los diputados: « ¿No han entendido lo que les ha dicho el rey?» Bailly contesta: «La nación reunida en Asamblea no puede recibir órdenes».”

...El otro día mi estimado amigo Carlos Rodríguez publicó en su cuenta de Twitter lo siguiente “Los Legisladores dominicanos son de infantería”, yo que no manejo el lenguaje militar le pedí que me explicara y él con su “humildad” característica y vocación de maestro, me dijo LOS DE INFANTERIA SOLO OBEDECEN ORDENES.

Frente a tan grave aseveración, mi instinto de profesor de Historia de las Ideas Políticas, me condujo a la Revolución Francesa y retumbó en mi cabeza aquella fascinante actitud de Bailly, el 20 de junio de 1789, “la nación reunida en asamblea no puede recibir órdenes”, esa es la esencia, motivo y razón de ser de una cámara de representantes.
Los diputados y senadores, representan el contrapeso del poder que el soberano ha delegado en un hombre para que administre la cosa pública en beneficio de todos, de ahí que jamás pueden ser subalternos de dicho hombre, y de ser así, entonces la razón de su existencia es nula, por ser contraria a los postulados y principios que nos rigen.

Somos una republica, democrática y representativa, pues el poder del pueblo se delega en hombres y mujeres que nos representan, pero si esos hombres y mujeres forman una asociación de beneficiarios del poder y se ponen de acuerdo con los demás poderes del estado para maltratarnos, su legitimidad cesa y así como el pueblo los pone, los puede quitar, aunque esto signifique sacrificio, sangre, sudor y lagrimas.
Me niego a creer que nuestros legisladores son de infantería, prefiero vivir en la ilusión de que ellos toman decisiones, digo refrendan las cosas que les manda el ejecutivo, en ejercicio de su libre determinación, porque saben cosas que nosotros no y según ellos son lo mejor para todos los dominicanos.

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