SENDEROS
Es el Vicks VapoRub, el ungüento que nació
hace 129 años y aún la gente lo sigue comprando por sus "poderes
curativos".
En muchos países de América Latina, la abuela
o bisabuelas siguen utilizándolo para una amplia variedad de dolencias: desde
el catarro común y las alergias, hasta las picaduras de insectos, los hongos,
la caspa, los labios resecos, y hasta "la pena".
La historia se remonta a fines del siglo XIX,
cuando el farmacéutico estadounidense Lunsford Richardson, un prolífico
inventor en su época, tuvo una idea genial.
Un prolífico inventor
En 1880 se fue a trabajar con su cuñado, el
doctor Vick. Como él estaba muy ocupado atendiendo pacientes, Richardson se
encargó de la preparación de remedios para aliviar los males de la gente.
El origen del producto se remonta a 1890,
aunque inicialmente tenía otro nombre.
Fue en aquel entonces cuando el joven
Richardson se puso a experimentar distintas recetas para crear el producto que
más tarde se convertiría en el famoso Vicks VapoRub.
Una década más tarde, fabricó en su
laboratorio una serie de medicinas que vendía bajo el nombre de Remedios
Familiares Vick.
Richardson terminó patentando 21
medicamentos, incluyendo pastillas, cremas, aceites y pomadas, para aliviar los
síntomas de la gripe, las dolencias del hígado o del estreñimiento.
El "ungüento mágico"
Algunos de los productos se vendieron mejor
que otros, pero el más exitoso fue el Vick's Magic Croup Salve para la tos,
cuyo origen se remonta a 1890.
"Él tenía un bebé con una tos severa y
congestión", le dijo el bisnieto de Richardson, Britt Preyer, al escritor
y columnista Jimmy Tomlin.
"Entonces como farmacéutico, comenzó a
experimentar con productos mentolados provenientes de Japón y otros
ingredientes. Así fue como se le ocurrió este ungüento que realmente
funcionaba", un "ungüento mágico".
Los clientes estaban impactados con las
bondades de este remedio, que les permitía aliviar las molestias en el pecho y
la cabeza, además de la tos. Era parecido a lo que hoy se conoce como
antigripales.