Por Julio César Piccirillo Agesta
En las elecciones del año 2010, a nivel municipal, en La
Romana, sucedió un fenómeno político pocas veces visto.
Un desconocido en el ámbito partidario, se alza con la
victoria municipal, participando como candidato de un parido desacreditado y
con poca esperanza de triunfo compitiendo no solo con el partido de gobierno
sino con una organización que desde al año de 1986 se ha mantenido ganando
elecciones en el país comenzando precisamente por esta provincia.
Sin embargo, se cayeron todas las predicciones y este
personaje que adquirió notoriedad a través de la televisión local, pidiendo a
la gente para resolver problemas de otras gentes, haciendo denuncias que los
partidos no se atrevían a formular, una veces por el compadreo tradicional de
los pueblos y otras por compromisos contraídos por debajo de la mesa,
Este señor llenó de expectativas a todo el pueblo de La
Romana, e inició una administración abriendo obras por las cuatro esquinas,
llenando de alegría y de esperanza a todo un pueblo que lo veía de forma casi
divina.
Pero este fenómeno electoral, se convirtió en un fenómeno
de la corrupción.
Un grupo de Regidores, cansados de las barbaridades que
allí se aposentaron, decidieron accionar legalmente contra este personaje, lo
suspendieron y fue sometido por ante los organismos de persecución de la
corrupción del país.
Salieron a relucir de esa caja de sorpresas cuestiones impensables,
aquí algunas: cobro de su regalía más de una vez, desaparición de donaciones en
dólares para la construcción de un parque infantil, obras pagada y no
realizadas, obras pagadas sobrevaluadas, obras pagadas a personas diferentes al
que la realizó, préstamos millonarios sin el aval de la sala capitular y sin
ingresar a tesorería y mil cosas más. El rosario es grande.
En fin podemos concluir en que este pueblo se perdió por
seis largos años.
QUE ESPERA LA ROMANA DE JOSE.
En las elecciones recién pasadas, este fenómeno por poco
repite su hazaña, la in conciencia de una parte de la población, las rebatiñas
internas dentro del PLD, pudieron habernos llevados por ese camino lleno de
maldad y corrupción.
De nuevo tenemos al Doctor José Reyes, que realizó dos
periodos municipales con más aciertos que errores. Trabajó apegado a la ética y
la moral defendiendo cada centavo del pueblo de La Romana. Hizo grandes y pequeñas construcciones, allí
donde la gente lo esperaba y la necesitaba.
Fue una mono amiga para toda la población que sintieron de verdad al
Ayuntamiento como el gobierno más cercano a la gente y no como un sitio donde
unos pocos van a cebarse con los cuarto del pueblo.
En esta ocasión esperamos que vuelva el decoro, la
decencia, la honestidad y la participación de todo un pueblo que quiere y
anhela que la cosa sea diferente.
Queremos sentirnos orgulloso nuevamente de ser Romanense,
de lucir nuestras calles limpias, de cuidar nuestro medio ambiente, de mejorar
los parques existentes y construir otros donde sea necesario, poder darle
participación a la comunidad a través de sus instituciones como las juntas de
vecinos, las iglesias, clubes culturales y deportivos, asociaciones de
profesionales y empresariales en fin de toda la población para que haya una
nueva esperanza para todos los que vivimos en este pedacito del este.
Que así sea.