Leer abajo el poema de Pablo Neruda. Sólo la muerte
Fotos: Javier Jimenez y Francis Aníbal
SAN PEDRO DE MACORIS.- Cientos de personas de diferentes estratos sociales estuvieron presente durante el velatorio y exequias al ex síndico, ex regidor y ex diputado Cruz Manuel Asencio cuyos restos mortales fueron sepultados este pasado mediodía del sábado, en el mausoleo de la familia Asencio Calcaño, en la necrópolis San Pedro de la avenida Hugo Chávez o Carretera Santa Fe.
El sepelio se inició a las 10 de la mañana cuando su cadáver fue sacado desde la Funeraria Municipal de la avenida Independencia, para ser llevado a la Catedral San Pedro Apóstol, donde fue oficiada una misa de cuerpo presente a cargo del sacerdote Paúl Ramírez.
El ceremonial religioso estuvo encabezado por los familiares del extinto, así como por el gobernador Félix de los Santos, el alcalde Tony Echavarría,
Concluida la misa su cuerpo fue trasladado al Ayuntamiento Municipal, donde se efectuó un acto fúnebre, en el que la presidenta del Consejo de Regidores, Fátima Maribel Carrero leyó la resolución en donde se declaró tres días de duelo en la ciudad por su fallecimiento del ex alcalde.
En este acto habló también el alcalde Tony Echavarría, quien se refirió a las cualidades que en vida caracterizaron a Cruz Manuel Asencio.
En varias ocasiones Echavarría debió interrumpir sus palabras, debido a que el llanto las ahogaba, apenado por el fallecimiento de quien fuera su asistente en los últimos años de su vida.
Posteriormente habló uno de sus parientes, mientras regidores, locutores, políticos y personalidades hacían guardia de honor ante sus restos mortales contenidos en el ataúd.
Una comisión del Cuerpo de Bomberos encabezados por la coronela Maritza Pérez estuvo presente durante el cortejo fúnebre.
Una vez fue sacado del Ayuntamiento Municipal, el cadáver fue llevado al Cuerpo de Bomberos, ya que éste también era miembro de honor de esa institución.
Finalmente, el cortejo fúnebre fue llevado a la Necrópolis San Pedro, donde habló Frank Cabrera, en nombre de la Asociación de Beisbol.
Posteriormente el reconocido comunicador Leo Martínez presentó al periodista Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo), quien pronunció el panegírico de despedida.
Concluidos los panegíricos, su cadáver fue introducido al nicho que constituye su última morada. Cruz Manuel Asencio fue un destacado munícipe de esta ciudad, quien muere a la edad de 66 años.
Ocupó diversas posiciones en las áreas municipal, deportiva, locutor y otras de la vida petromacorisana.
Durante su velatorio figuras importantes visitaron la Funeraria Municipal como el presidente del Partido Reformista Social Cristiano, ingeniero Federico –Quique- Antún y el ex rector de la Universidad Central del Este y ex senador José Hazim Frappier, entre otros.
Homenaje a Cruz Manuel Asencio.
Poema de Pablo Neruda.
Sólo la muerte
Hay cementerios solos,
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel del alma.
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel del alma.
Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido de perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido de perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.
Yo veo, solo, a veces,
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.
A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.
Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado como un árbol.
y su vestido suena, callado como un árbol.
Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.
Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos;
la muerte está en la escoba,
en la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.
lame el suelo buscando difuntos;
la muerte está en la escoba,
en la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.
La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante.
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante.