Colaboración: Bethania Güílamo
Autor: Tolba Phanem
En una tribu de
áfrica, cuando una mujer está embarazada, se interna en la selva con otras
mujeres y juntas rezan y meditan hasta que aparece LA CANCIÓN DEL Niño. SABEN
QUE CADA ALMA TIENE SU PROPIA VIBRACIÓN QUE EXPRESA SU PARTICULARIDAD, UNICIDAD
Y PROPÓSITO.
Las mujeres entonan
la canción en voz alta. Luego retornan a la tribu y se la enseñan a todos los
demás, y cuando nace el niño, la comunidad se junta y le cantan su canción.
Luego, cuando el niño comienza su educación, el pueblo se junta y le canta su
canción. Cuando se inicia como adulto, la gente se junta nuevamente y canta su
canción. Cuando llega el momento de su casamiento, la persona escucha su
canción. Finalmente, cuando el alma va a irse de éste mundo, la familia y
amigos se acercan a su cama, e igual que para su nacimiento, le cantan su
canción para acompañarlo en la transición. Hay otra ocasión en la cual también
cantan la canción:
Si en algún momento
durante su vida la persona comete un crimen o un acto social aberrante, se lo
lleva al centro del poblado y la gente de la comunidad forma un círculo a su
alrededor, y entonces le cantan su canción. La tribu reconoce que la corrección
para las conductas antisociales no es el castigo, es el amor y el recuerdo de
su verdadera identidad.
Cuando reconocemos
nuestra propia canción ya no tenemos deseos ni necesidad de hacer nada que
pudiera dañar a otros. Aquellos que te aman no pueden ser engañados por los
errores que cometes o las oscuras imágenes que muestras a los demás, conocen tu
canción y te la cantan cuando la olvidaste. Ellos recuerdan:
Tu belleza cuando te
sientes feo,
Tu totalidad cuando
estás quebrado,
Tu inocencia cuando
te sientes culpable,
y tu propósito cuando
estás confundido.