Julia Angélica
Llevas un dolor tan grande clavado en tus espaldas por estas cruces que cargas a diario por negarte a dejarlas ir y seguir cargando con ellas hasta que ya no puedas más y te hundas en el abismo.
Sabes, nadie quiso que papi, mami, tu hijo, tu amigo o tu esposo murieran, todos nacemos con un fin determinado en nuestras y nuestras vidas y nada ni nadie muere a destiempo, cuando cumple su ciclo se evapora y nos deja el resto de nuestras vidas para valorizar los bellos momentos que pasamos a su lado, a rememorar cuando nos hicieron llorar para que adoptáramos y cambiáramos nuestras erradas posiciones; cuando nos llenaron de orgullo al ver que no sembramos en tierra muerta, cuando vimos reflejadas en nuestros cónyuges nuestra misma testarudez pero a la vez había algo en ese ser que nos iluminaba y nos hacía mejores.
Pero todo eso pasó, murió papi, murió mami, nos divorciamos, enviudamos, volaron los hijos a vivir su vida y otros pasaron a mejor vida, se fueron los amigos de antaño y vinieron otros a llenas sus huecos, etc. Y mientras todo esto iba pasando, llenamos nuestros corazones de fría venganza, de sed de angustia, de la más fría de las tristezas y cada vez nos sentíamos más realizados atesorando bajas pasiones con el asidero de nuestras pérdidas, y ¿para qué?, para nada, pues quizás le hicimos daño a muchos con ello, pero al que más daño le hicimos fue a nosotros mismos, hasta que sin remedio llegaremos a morir tristes y sólo como así lo pensamos.
Te invito en este hermoso día de resurrección a que renazcan en ti tus verdaderos valores, a fomentar tu humildad, a dar sin esperar nada a cambio, a enterrar a tu maléfica ira, a vivir tu vida disfrutando cada espacio, cada esencia, cada luz, cada color, cada amor que llegue a ella.
A adoptar nuevos padres, nuevos hijos, nuevos amigos y a amar de nuevo pues allá afuera hay miles de valerosos hombres o mujeres que están esperando para recibir tu amor, tu cariño y pasión; y lo mejor, a que aprendas a valorarte, a quererte, a amarte a ti mismo, a ver las hermosas cualidades que tienes, a dejar esa cruz a un lado de ti y seguir avanzando hacia tu felicidad con la firme convicción de que a tu vida llegarán cosas muy hermosas y a aceptar con amor y reflexión todas aquellas cosas no muy lindas que inevitablemente llegarán a tu vida, pero que son las que te fortalecerán como ser humano, te engrandecerán y te harán madurar para convertirte en un diamante hecho persona, si es que tú te das la oportunidad.
Que tengas un hermoso renacer en este día de resurrección y que de ahora en adelante vivas sacándoles las mejores de las sonrisas a todos los que con amor beses y abraces de corazón.
La Romana, República Dominicana.
Abril 23 del 2011