Enrique Cabrera Vásquez
Nota: José María de la Concepción Apolinar Vargas Vila
Bonilla, conocido como José María Vargas Vila, fue un escritor colombiano. Con
una formación autodidacta, participó en luchas políticas como periodista,
agitador público y orador. Nació el 23
de junio de 1860, Bogotá, Colombia, y falleció el 23 de mayo de 1933,
Barcelona, España
Escrito por: Betty
Osorio.
Ibis, publicada en Roma en 1900, es una novela erótica
considerada por Vargas Vila como su primera obra de arte. En ella, el escritor
muestra cómo la obra de arte se nutre del erotismo. Además, el juego entre amor
y muerte es otro de los referentes de esta novela que la relaciona con
escritores europeos del siglo XIX como Péladan, Barrés y D’Annunzio. Adela es
el personaje femenino alrededor del cual se construye la novela. En ella se
reúnen rasgos como una belleza suma, una sexualidad desenfrenada y una negación
de los aspectos éticos del sujeto. Por estas características, la obra atrajo
especialmente a lectores hombres y jóvenes que encontraron en textos como éste
respuestas a las inquietudes eróticas y estéticas que casi ningún otro espacio
cultural asumía en la sociedad colombiana de comienzos del siglo XX. Por esta
misma razón, la obra de Vargas Vila fue rechazada por los sectores más
conservadores del país.
Contrapuesta a Adela se encuentra la figura del Maestro,
un intelectual en contacto profundo con la cultura europea. Sobre él descasa la
viabilidad para construir un sujeto confiable. Teodoro, el amante de Adela, es
su discípulo. La dinámica de la novela está construida sobre este sistema de
fuerzas opuestas que es visible a partir de la correspondencia entre Teodoro y
el Maestro. Ello permite también que el lector conozca la mente lógica del
Maestro, quien se constituye en un guía espiritual capaz del control de la
pasión. En sus consejos y en su representación del sujeto femenino es fácil
reconocer las ideas de filósofos como Nietzsche y Schopenhauer, quienes
declararon abiertamente su misoginia en obras como Así hablaba Zaratustra y El
amor, las mujeres y la muerte, respectivamente. La famosa expresión del primero
que recomienda látigo para tratar a las mujeres, parece ser un referente
obligado de esta obra. También en ella es posible rastrear la vida misma del
autor, quien constantemente criticó a las mujeres como agentes de la
perversión, tal como lo demuestra en El diario secreto.
Imágenes de
algunos de los libros de Vargas Vila cuya abundante producción abarcó diversos géneros literarios
Igualmente importante para entender este imaginario sobre
la mujer es la cultura católica, cuyo tratamiento del tema proviene del mundo
hebreo y de la tradición bíblica, con personajes tan importantes como Lilith,
Eva, María Magdalena y Salomé. Estas dos influencias se encuentran y dialogan
en el texto creando una intrincada red de símbolos con resonancias religiosas y
filosóficas. Ibis es frontalmente misógina. La mujer es presentada como la
enemiga más terrible del hombre, ya que ella es la culpable de su destrucción
física y moral, lo cual puede tomarse como una reescritura de la expulsión del
Paraíso. El personaje de Lilith, perteneciente a la mitología judía, también se
sitúa en esta misma tradición; ella, como Adela, representa el instinto animal,
el erotismo en su forma más primitiva y zoológica. Además, estos dos
personajes, junto con Eva, representan la presencia del demonio siempre en
acecho para perder al ser humano.