Mis razones para no renunciar Del PRM
El PRM como anteriormente lo fue el PRD, es mi casa, que extraños a sus principios políticos y ajenos al decir revolucionario y moderno de sus siglas lo quieren destruir, de la misma manera que destruyeron al glorioso PRD de las décadas del 61 al 81. Ambas fortificaciones democráticas las ayudé a fundar con lágrimas, sudor y sangre. En esa lucha, millones empleamos nuestra juventud y los años posteriores de nuestras vidas hasta el aciago presente.
Primeramente, a esa antigua casa (PRD), que ya tenía 38 años de fundada (1939-1978) y 17 operando en el país (1978), cuando el autonombrado líder Mejía, se juramentó en las filas del aquel partido del jacho, ya millones teníamos en ella más de 15 años, no como inquilinos, sino como propietarios. Digo más de 15 años, porque ha de recordarse que los de mi generación ya a los 14 años éramos militantes políticos revolucionarios.
Posteriormente, en el gobierno de don Antonio, de repente, graciosamente, Mejía fue nombrado Secretario de Agricultura, sin haber sido militante del PRD, sin venir de las filas de un partido revolucionario de los de aquel entonces, digamos como el 1J4, sino de un partido dizque social cristiano más tarde aliado a Joaquín Balaguer. Naturalmente, por la categoría del cargo, por los beneficios, por oportunismo, el hombre se juramentó en el partido, sin tener los méritos acumulados de militancia y sin siquiera tener compromiso o conexión alguna con la mística revolucionaria y filosófica-doctrinaria de aquel glorioso partido.
La negativa historia de Mejía desde sus inicios en el PRD hasta el presente en el PRM, es harto conocida, por lo que no me ocuparé de hablar sobre la misma, para no llover sobre mojado, no obstante, los conceptos, derrotas tras derrotas, destrucción del PRD y ahora del PRM, corrupción, alianzas y acciones antipueblo, ambición de poder y dinero, son temas puntuales en esta historia en la que se ha sacrificado y decepcionado a todo un pueblo que ingenuamente lo llevó al poder.