Por: Ramón Perdomo.-
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Podría existir una interrogante entre muchos ciudadanos de la Provincia de La Romana y los de San Pedro de Macorís, de por qué esa rivalidad entre munícipes de ambas comunidades, si es evidente que en los anales de la historia, esta última fue fundada primero y que como se verifica, contribuyó a enrumbar a aquella ciudad en los caminos del desarrollo.
Las discusiones y enfrentamientos de ideas entre munícipes de La Romana y San Pedro de Macorís, data de muchos años, y solo hay que retrotraer a estos tiempos, las discusiones que sostuvieron de manera pública, el distinguido munícipe de aquella comunidad Francisco Richiez Ducoudray, a quien en principio se le atribuía la fundación de ésta, pero que en realidad fue su primer Jefe de Armas designado por el entonces presidente Ulises Heureaux (Lilis) y el reconocidísimo ingeniero petromacorisano Octavio Antonio Acevedo Camarena.
Para 1910, venido a la Sultana del Este desde EEUU, graduado como ingeniero Civil y de Camino, Acevedo Camarena, expuso públicamente sus pareceres con relación a la construcción de una de la obra que en términos de transporte iba a contribuir con el verdadero desarrollo de la Región Este, que era “El Ferrocarril del Este”; éste planteó la necesidad de que debía partir desde San Pedro de Macorís, y no de La Romana, empalmando con Consuelo, y luego a su vez con Mata de Palma “Este punto seria la confluencia de dos ramales: uno de 13 kilómetros más o menos hasta Hato Mayor y otro de 18 a 20 kilómetros a la ciudad de El Seybo”.
Por su parte, Richiez Ducoudray, quien a la sazón había sido designado Senador de la Provincia de El Seybo, pero que era oriundo de La Romana, argumentaba que esa vía del Ferrocarril del Este, sería más costosa, calificándola de “colosal” y que debía ser la ruta Romana-Seybo-Hato Mayor, para así aprovechar el puerto de aquella pujante provincia, y no así el de San Pedro de Macorís.
Este enfrentamiento entre ambos munícipes: uno de La Romana y el otro de Macorís, produjo grandes debates, incluso en los medios de comunicación escritos, como aparece en el Listín Diario de la época (1910). Y fueron álgidos, porque Richiez Ducoudray, en los predios políticos y militares, tenía una gran influencia, ya que había sido colaborador de Cesáreo Guillermo, y alcanzó grande méritos militares, los que luego le dieron poder político como era costumbre para la época. En cambio Acevedo Camarena era meramente un técnico de la materia, se había graduado en la Universidad de Carolina del Norte, con el título de Ingeniero, que muy pocos se conocía en el país.
El Ferrocarril del Este tuvo 3 intentos que fueron fallidos y la intención era usar el muelle de La Romana, para exportar los productos agrícolas producidos en la provincia de El Seybo, la que tenía bajo su jurisdicción a la propia Romana y a la más joven de las provincias del Este, Hato Mayor del Rey, pero también usar la vía marítima para transportarlos a la ciudad capital. El proyecto fue defendido y aupado por el señor Francisco Richiez Ducoudray, quien no había nacido en La Romana, ya que era higüeyano de nacimiento, pero se hizo una gran personalidad en esa comarca de la región Este.
En tanto, que el Ingeniero Octavio Antonio Acevedo Camarena, con 4 años de ejercicio de su profesión, planteaba que dicho ferrocarril, debería tener su central en San Pedro de Macorís ya que el muelle ofrecía mejores condiciones que el de la Romana, y que además partiendo de aquí sería más beneficioso, ya que abarcaría más áreas productivas, que podrían ser aprovechadas, como era el caso del Ingenio Consuelo, las comunidades agrícolas de Hato Mayor y finalmente El Seybo.
Esta obra, que se inicia en La Romana, data de 1890 cuando el gobierno presidido por Lilís, da la concesión al señor Edward Wolf Abrams de origen Inglés, pero que éste no la pudo llevar a cabo, luego es concedida “a empresarios estadounidenses” en 1894, siendo otro intento fallido y tampoco se iniciaron los trabajos de esa obra ferroviaria. Para 1899 se le da la obra al señor Manuel de Jesús Lluberes quien a su vez contrata al ingeniero Eduardo García y este sí inicia la obra, pero se queda trunca y vuelve a detenerse, hasta 1901, cuando Horacio Vásquez (siendo presidente provisional), concede la obra a otra compañía estadounidense que tampoco pudo continuarla; haciéndose el último intento en el gobierno de Mon Cáceres, para detenerse más tarde.
Ante esta situación el ingeniero petromacorisano Acevedo Camarena planteó:
“…Somos un pueblo empobrecido y desangrado por nuestras propias locuras, y no debemos emplear nuestros escasos recursos en una obra, para dejarla después en un completo abandono.”
“El ferrocarril de La Romana podría continuarse, utilizando lo ya hecho, hasta 12 o 15 kilómetros de distancia del puerto, a caer en terrenos excelentes para el cultivo de la caña. Fomentando allí un central en terrenos del Estado, si los propios, o en 50 o 60 caballerías compradas a particulares…Esta y el cultivo de otros frutos, darían trabajo a esa vía (ferrocarril- Nota mía) e iríase levantando el poblado de La Romana, de la misma manera que se levantó el de Macorís”.
Como se puede observar, el proyecto del Ferrocarril del Este, pese a las discusiones que creó entre dos personalidades como el Ingeniero petromacorisano Octavio Acevedo Camarena y Francisco Richiez Ducoudray, no pudo ser realidad, no se sabe si por las contradicciones, si por la falta de recursos, pero en definitiva, no fue construido, pese a que los norteamericanos durante la intervención de 1916, pusieron al frente del plan de construcción de las vías de comunicación al destacado ingeniero petromacorisano, que bien pudo aprovechar para recomendar su terminación, tomando en cuenta lo invertido en La Romana, y las condiciones que presentaba el muelle de la Sultana del Este.