Por RFI
Buenos Aires, Argentina.- A 30 años del desembarco argentino en Malvinas, el gobierno de Cristina Fernández impulsa una estrategia regional para que Londres se siente a negociar la soberanía del archipiélago. Mientras tanto, la sociedad argentina mantiene el reclamo, pero se cuestiona su incondicional apoyo a la aventura militar de 1982.
El 2 de abril de 1982, las tropas argentinas desembarcaban en las Islas Malvinas, ocupadas por el Reino Unido desde 1833. En un último intento por aferrarse a poder, la agonizante Junta militar presidida por Leopoldo Fortunato Galtieri desviaba con éxito la atención de un país sumido en la feroz represión del terrorismo de Estado. De la derecha nacionalista a la izquierda perseguida por los militares, que veía en la guerra contra el Reino Unido una causa anti-imperialista, la población apoyaba eufórica la “gesta”. Sólo hubo alguna voz disonante, la sorpresiva excepción del entonces futuro presidente Raúl Alfonsín, quien cuestionaba la legitimidad de los que llamaban a presentar batalla, o de las Madres de Plaza de Mayo, que sostenían: “Las Malvinas son argentinas, los desaparecidos también”.
Hoy, 30 años después, Argentina continúa descubriendo los detalles de los tormentos a los que eran sometidos los jóvenes conscriptos mal entrenados y peor vestidos para combatir en el gélido sur, comandados por una jerarquía mucho más preparada para torturar y desaparecer a sus compatriotas que para llevar a cabo una guerra contra una potencia mundial. Lo nuevo es la percepción por un parte de la sociedad argentina de que los jóvenes combatientes tal vez fueron héroes, pero también son nombres que hay que computar como víctimas de una dictadura que cayó gracias a la derrota argentina y la victoria de Margaret Thatcher.
En este sentido, un grupo de intelectuales influyentes encabezado por la ensayista Beatriz Sarlo, el filósofo Juan Sebreli, el periodista Jorge Lanata o el historiador Luis Alberto Romero piden en estos días que los soldados muertos sean considerados “víctimas” y no “héroes”, y no se conmemore el 2 de abril.
"Se atribuye a los soldados y oficiales que allí murieron una condición heroica. No se trata de negar que muchos de ellos hayan tenido, en lo personal, comportamientos heroicos, pero sí de resistirse a que su memoria sea objeto de manipulación cuando han sido básicamente víctimas: la heroicidad supone una gesta, el triunfo o la derrota en una pugna fundada en valores que se comparten y en virtud de los cuales se sostiene nuestra comunidad política y ese no es el caso de esta penosa aventura militar", sostienen.
“Como argentinos, desaprobamos que el 2 de abril haya sido declarado 'Día del veterano y los caídos en la guerra en Malvinas' como si esa efeméride conmemorativa pudiera ocultar que, feriado mediante, es la causa Malvinas la que se está reivindicando, como si fuera una causa justa pero 'en manos bastardas'", agregan.
Los firmantes aseguran que esta manera de recordar es "ambigua" porque por un lado "no se deja de execrar a la dictadura" y "por otro, se instituye la recordación de esa guerra como parte de una justicia que implica aceptarla (en la historia argentina) como episodio positivo a ser rescatado más allá de lo que pretendían sus ejecutores". Además, piden que se tengan en cuenta los intereses y la opinión de los isleños, un tema tabú hasta hace poco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario