Los incrementos del petróleo a nivel mundial mantienen en zozobra a los dominicanos, que pagan la gasolina más cara de Latinoamérica, casi seis dólares por galón de calidad Premium. Esta semana, la tensión entre los transportistas y las autoridades dominicanas se agudizó cuando la Federación Nacional de Transporte La Nueva Opción (FENATRANO), que agrupa al 90 por ciento del transporte urbano y sub-urbano, determinó subir entre tres y cinco pesos dominicanos el pasaje, quedando la tarifa entre 25 y 35 pesos (0,7 dólares y 1,01 dólares, respectivamente).
La improvista medida tomó por sorpresa a cientos de dominicanos que a diario deben movilizarse en medio de un caótico sistema de transporte que componen "guaguas" (minibuses) y carros de concho (viejos vehículos particulares), y que promete ser mejorado en la capital con la implementación del metro en diciembre próximo.
Los transportistas alegan que el alza es la única salida que tienen ante la subida de la gasolina, pero el gobierno argumenta que éstos no pueden subir los precios a los transportes porque el sector es beneficiado con subsidios como el que se da al gas licuado de petróleo (GLP), que utilizan la mayoría de estos coches.
El incremento se hace insostenible para la mayoría de dominicanos que devengan un salario base que ronda en cerca de los 240 dólares mensuales y para quienes el incremento a nivel mundial vaticina efectos nocivos no sólo para la economía dominicana, sino para la estabilidad institucional.
Al respecto, el presidente de República Dominicana, Leonel Fernández, manifestó que de llegar a 200 dólares el precio del barril su país no podría enfrentar esa situación. Fernández dijo que los incrementos podrían poner en riesgo la gobernabilidad de muchos países como recientemente ocurrió en Haití, donde en abril pasado el Senado destituyó al primer ministro Jacques- Douard Alexis por no dar soluciones oportunas al problema alimentario generado por las subidas mundiales.
Por ello, el gobernante insistió en su llamado al secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, para que se cree un fondo de solidaridad para enfrentar las alzas y convoque a una reunión extraordinaria del organismo para analizar la situación.
"Este fondo buscaría que el excedente financiero que se está generando en los países productores de petróleo pueda servir para financiar a las economías en desarrollo como las de República Dominicana", explicó el mandatario.
Fernández agregó que sin la ayuda de mecanismos como Petrocaribe, a través del cual Venezuela exporta petróleo a bajos precios, su país tendría que enfrentar mayores dificultades.
Al no ser un país productor de petróleo la situación se torna bastante difícil para República Dominicana, una nación de más de nueve millones de habitantes que tiene como una de sus principales fuentes de ingresos el turismo.
Este sector también empieza a verse damnificado por las alzas mundiales con las medidas que aerolíneas como American Airlines y Copa han tomado de reducir sus frecuencias de vuelo a la nación antillana ante el encarecimiento del crudo a nivel mundial. Según el secretario de Economía Planificación y Desarrollo, Temístocles Montás, las alzas a nivel mundial del petróleo y los alimentos han impedido que en los últimos seis meses unos 131.000 dominicanos salgan de la pobreza.
Montás afirmó que el aumento en los precios internos de los alimentos ha sido de un promedio del 13 por ciento, 2,6 veces más que lo ocurrido entre 2004 y 2007, pese a los subsidios que se ofrecen a algunos alimentos de la canasta familiar. El hecho mantiene en alerta no sólo al Ejecutivo sino a diversos sectores dominicanos, quienes conjuntamente buscan salidas a la crisis a través de la exploración de nuevas alternativas de energía como los biocombustibles y la financiación de alimentos básicos.
Pese a que organismos como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) afirman que la crisis mundial está en su cúspide y que la coyuntura es una excelente oportunidad para que la región explore nuevas posibilidades, la situación reclama prontas soluciones en naciones de ingresos medios como República Dominicana, donde el crecimiento y recuperación económica que ha logrado en los últimos años se puede truncar y crear problemáticas insostenibles para sus habitantes. Cadena Global/DPA
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