Por CNN Español
UNICEF
indicó en un comunicado que, en los primeros cuatro meses de 2024, más de
30.000 niños atravesaron el Darién, una región de selva densa que separa a
Colombia y Panamá.
De ese
total, según los datos del organismo de la ONU, 2.000 niños iban sin compañía o
habían sido separados de sus familias.
"Además,
el número de niños en tránsito creció cinco veces más rápido que el número de
adultos", indicó el UNICEF.
El cruce
por el Darién, un infierno con ruta al futuro
Las
estimaciones del organismo, "basadas en tendencias actuales", señalan
que en todo 2024 podrían atravesar el Darién alrededor de 800.000 personas,
incluidos 160.000 niños y adolescentes.
En 2023,
más de 500.000 personas llegaron a Panamá por la selva, la mayoría con planes
de seguir su camino hasta Estados Unidos
"El
Tapón del Darién no es lugar para niños. Muchos niños han muerto en este arduo
y peligroso viaje. Algunas mujeres han dado a luz durante el trayecto, trayendo
una nueva vida al mundo en las circunstancias más difíciles. Muchos de los que
sobreviven al viaje llegan enfermos, hambrientos y deshidratados, a menudo con
heridas o infecciones y en desesperada necesidad de apoyo", dijo Ted
Chaiban, director ejecutivo adjunto del UNICEF, en el comunicado.
¿Es
posible frenar la migración por la ruta del Darién?
Los
planes del presidente electo de Panamá, José Raúl Mulino, para frenar la
migración irregular en la selva del Darién, una inhóspita región que hace de
frontera natural con Colombia, despiertan más interrogantes que certezas.
En un
mensaje la semana pasada, Mulino explicó que propone iniciar “un proceso de
repatriación con todo el apego a los derechos humanos” para los cientos de
miles de migrantes que atraviesan la zona cada año.
"Para
que sepan los de allá y los que quisieran venir, que aquí el que llega se va a
devolver a su país de origen", advirtió el ganador de las elecciones de
abril.
Aunque
el tapón del Darién era visto hace una década como una barrera prácticamente
infranqueable, cada vez más migrantes se arriesgan a cruzar la zona durante
unos cinco a siete días de peligrosa caminata.
Con una
frontera de 266 kilómetros, “cerrar” la selva sonaba inviable, y también es
todo un desafío desalentar a los migrantes, muchos de los cuales pagan a
traficantes de personas que operan en ambos lados de la frontera.
“En términos prácticos, intentar reducir la migración que pasa por el Darién es una tarea difícil, la complejidad no solo abarca los puntos de entrada, sino cómo manejar y tener mejor información de quiénes son los que están ayudando a pasar los migrantes”, dice a CNN Ariel Ruiz, analista de políticas del Instituto de Política Migratoria, con sede en Washington.