Luis Acosta Moreta alias “El Gallo” debería ser elevado a la categoría de Héroe Nacional por “salvar el honor de la nación” al impedir un homenaje a Jean Jacques Dessalines en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, si esta noticia no contuviera ignorancia tan abundante, a cantidades industriales.
No lo digo por mala voluntad ni mala fe: es cosa de cultura elemental; algo que deberíamos exigir a cualquier individuo que se mantiene del erario público y, con el poder que ello le otorga, ejerce autoridad y convocatoria sobre ciudadanos y ciudadanas. Acosta Moreta, además, realiza su “hazaña” en el recinto de la universidad pública dominicana, aquella que debe caracterizarse, en primer lugar, por su apertura democrática, pluralista y sólidamente apegada a la razón y la verdad.
Jean Jacques Dessalines es un héroe de la Independencia haitiana y, con ello, de TODA América Latina, lo que incluye a República Dominicana como parte constitutiva de la Patria Grande Americana. Dessalines fue el encargado de culminar la revolución haitiana, iniciada por Toussaint Louverture y culminada en 1804, cuando Haití se convierte en la PRIMERA NACIÓN INDEPENDIENTE de nuestro Continente (América Latina y el Caribe) y, más que eso, en la PRIMERA NACIÓN DEL MUNDO EN ABOLIR LA ESCLAVITUD.
Cuando el señor “Gallo” Acosta y compartes afirma que “Dessalines degolló dominicanos” desconoce -o no le interesa conocer- que en 1805 NO EXISTÍA LA REPÚBLICA DOMINICANA, cuya Independencia y nacimiento como Estado libre y soberano vino a ser 39 años más tarde, es decir en 1844. Para aquel entonces NO HABÍA EXISTIDO UN SOLO PROYECTO DE Independencia en la parte este de la Isla. El primero, en 1809 con Sánchez Ramírez, en realidad quería “reconquistar” el este para España y quitarlo a Francia. Si no existía algo llamado “República Dominicana”, ni siquiera proyecto nacional, mucho menos existían en el mundo los “dominicanos” (decir esto no significa negar o invisibilizar que sí estaba en marcha el proceso de gestación de lo dominicano en tanto pueblo, y ello es así desde la presencia en la Isla de seres humanos y luchas imperiales por su conquista).
Asimismo, todo indica que el señor “Gallo” Acosta y compartes desconoce -o no le interesa conocer- que en 1795 España ENTREGÓ A FRANCIA TODA LA ISLA DE SANTO DOMINGO, como PAGO O COMPENSACIÓN para terminar la guerra con Francia (Tratado de Basilea, 1795). Así que cuando Jean Jacques Dessalines incursionó militarmente en el este de la isla, estaba librando lucha por la Independencia haitiana CONTRA FRANCIA y el imperio Napoleónico, ni siquiera contra España y -como es absolutamente obvio con algo de cultura general- mucho menos contra la entidad estatal o nacional dominicana que no soñaba existir aún como tal. La estrategia de “tierra arrasada” estaba dirigida a impedir tanto el dominio francés como el dominio español, vigentes a lo largo de la Conquista de América.
En efecto, Dessalines y sus tropas actuaron con suma violencia, no sólo en Moca o en Santo Domingo, sino también en n otros lugares de lo que tiempo después sería Rep. Dominicana. Pedro Mir, de hecho, inscribe las acciones de ese momento como otras de las varias “devastaciones” sufridas por el pueblo dominicano en formación. Pero Dessalines lo hizo CONTRA FRANCIA y en el contexto de una revolución y una guerra que fue sumamente violenta.
Dessalines no sólo no enfrentó ni mató dominicanos: NI SIQUIERA SUPO QUE EXISTIRÍA ALGO LLAMADO REPÚBLICA DOMINICANA, pues murió en 1806, 38 años antes del nacimiento de la amada República Dominicana.
Comprender un hecho no es lo mismo que justificarlo, mucho menos aplaudirlo. Cierto es que, quizás, personas muertas en las arremetidas de Dessalines puedan ser tatarabuelos, bisabuelos o abuelos de dominicanos hoy vivos, y eso es triste, doloroso. Pero el detalle del uso político de este hecho reside en que Dessalines no lo hizo “atacando”, “invadiendo” o “agrediendo” a dominicanos o a la República Dominicana, sino que lo hizo luchando por la Independencia haitiana contra el imperio francés que era propietario de la Isla. Comprender la naturaleza de aquel hecho nos salva de ser manipulados.
Amar y defender a la Patria propia de quienes quieren maltratarla, dominarla y pisotearla es un deber. Pero actuar contra ciudadanos y ciudadanas haitianos que, con todo derecho y dignidad, van a homenajear en la UASD a su segundo prócer más importante de la Independencia después de Louverture, y acusarlos de “irrespetar a la República Dominicana”, no es sólo un acto de ignorancia y de mezquindad histórica, sino de demagogia barata y politiquería de quinta categoría, queriendo recibir los aplausos y loas propias de héroes sobre la base de la deformación cultural, la ideología, el miedo, el odio, y las carencias del sistema educativo nacional heredados de la tiranía de Trujillo, que basó en el miedo y en el odio su dominación sobre las conciencias del sufrido y explotado pueblo dominicano.
Al hacerlo, personas como Acosta Moreta y compartes se colocan en la misma condición que el tirano Rafael Leonidas Trujillo, cuando utilizó una graduación en el año 1939 para convertir el escenario de la UASD en la tribuna de la propaganda más vulgar y al servicio del racismo, el crimen y la deformación del carácter histórico de la primera Universidad de América.
Entiendo que haya gente que todavía sigue engañada y víctima de la politiquería, confundiendo el amor a la Patria con el miedo, el odio y el aprovechamiento mediocre y mezquino contra un pueblo y una Historia (la de Haití) a la que debemos tener admiración y respeto (y eso no implica que se deje de amar y defender a la República Dominicana).
Pero si quieren enseñar que alguien llamado “El Gallo” -por cierto, partícipe de toda la degradada maquinaria politiquera dominicana actual, especializada en reciclar y reciclar momias- u otros similares, es el “defensor de la nación”, yo sencillamente les recuerdo que el DEFENSOR Y HÉROE PRIMERO Y MÁS GRANDE DE LA NACIÓN DOMINICANA SE LLAMA JUAN PABLO DUARTE, QUIEN EN VIDA DEJÓ DICHO:
“Yo admiro al pueblo haitiano desde el momento en que, recogiendo las páginas de su historia, lo encuentro luchando desesperadamente contra poderes excesivamente superiores y veo cómo los vence y como sale de la triste condición de esclavo para constituirse en nación libre e independiente. Le reconozco poseedor de dos virtudes eminentes, el amor a la libertad y el valor, pero los dominicanos que en tantas ocasiones han vertido gloriosamente su sangre, ¿lo habrán hecho solo para sellar la afrenta de que en premio de sus sacrificios le otorguen sus dominadores la gracia de besarles la mano?”
Que respondan “políticos” como “El Gallo” a la pregunta de Juan Pablo Duarte.
Yo, personalmente, soy de los que están cansados de que en nombre de la sangre noble de los héroes, nos colmen de mentiras y manipulaciones, para seguir besando la mano a Trujillos de ayer y Trujillitos y Trujillitas de hoy.