Por Félix Santana García
Cuando se quiere se puede, cuando hay voluntad política de hacer las cosas apegadas a las leyes y normas previamente establecidas, cuando se planifican y controlan las acciones a emprenderse con el propósito de alcanzar objetivos, metas, misión y visión de futuro con estrategias que faciliten el logro de planes, programas y proyectos propuestos la vida se viabiliza a los fines de elevar el bienestar, crecimiento, desarrollo económico y social de los habitantes de una nación.
Sea porque actualmente a la oposición al gobierno se le mantiene aletargada o maniatada o porque las autoridades nacionales tratan de distanciarse del estilo del pasado gobierno de su mismo partido, caracterizado por el desorden, la improvisación, el clientelismo, la corrupción, la desorganización, gastos y préstamos desmedidos, las cosas marchan un poco diferentes.
Era muy común leer y escuchar las críticas continuas de comentaristas, articulistas, economistas, financistas y políticos sobre la desastrosa gestión administrativa del gobierno que encabezara el señor Leonel Fernández Reyna en los tres períodos en los cuales ocupó la casa de gobierno.
Si bien es cierto que las cosas hoy en día no están saliendo del todo bien no menos cierto es que los actuales funcionarios del Estado están haciendo el esfuerzo para que surjan menos críticas de las que a diario se leían y escuchaban sobre el mal manejo fiscal que el pasado incumbente de la nación imprimía a las finanzas públicas de la República Dominicana.
No obstante la Dirección General de Presupuesto no haber publicado aun la ejecución presupuestaria de la nación correspondiente al año 2013 completo, el Ministro de Hacienda ofreció recientemente cifras preliminares en torno al desempeño fiscal de ese año, las cuales recogen las siguientes informaciones: el déficit fiscal o faltante de recursos ascendió a 2.77% del PIB, por debajo de la meta prevista de 2.8%.
El balance de las cuentas del Gobierno Central reflejó un saldo negativo de RD$70,025.2 millones, por debajo del nivel de déficit autorizado de RD$70,302.0 millones, según lo dispuesto en la Ley de Presupuesto General del Estado.
Los ingresos totalizaron RD$372,168.7 millones y los gastos alcanzaron los RD$442,193.9 millones.
Señaló que la contratación de financiamiento por parte del Estado fue de RD$145,117.1 millones por debajo de los RD$146,421.0 millones autorizados por el Congreso Nacional.
Aunque los gastos corrientes no han podido ser reorientados y recortados como se ha sugerido a los fines de lograr mayor frugalidad, eficiencia y efectividad en la ejecución de éstos, el señor Ministro de Hacienda informó que para alcanzar el déficit de 2.77% del PIB anteriormente señalado se recortaron a las diferentes instituciones públicas unos RD$19,100 millones.
Cifra ésta que pudo haber sido mayor si el Gobierno del señor Medina hubiese aplicado la nueva Ley de salarios que disminuye los emolumentos de muchos funcionarios y se hubiesen disminuido un poco más los gastos de combustibles, celulares, publicidad, pago del servicio de la deuda la cual ha crecido hasta alcanzar casi el 45% del PIB, ante ese escenario el por ciento de déficit respecto al PIB 2013 hubiese sido mucho menor.
Pero el Gobierno de turno en nada se ha diferenciado del anterior en lo que concierne a empeñar el país cada dia más mediante el incremento de la deuda pública la que alcanza ya la respetada suma de los US$35,000 millones y en mantener los altos sueldos y beneficios marginales que reciben los funcionarios públicos y casi los mismos niveles de corrupción.
De manera que si el Gobierno desea alcanzar mejor desempeño fiscal debe imprimir mayor austeridad en sus gastos corrientes operacionales y no pensar en lograr este mediante una nueva reforma tributaria o simplemente por vía de aumentar o crear nuevos impuestos que tanto afectan a la población más desposeída y al aparato productivo de la nación.