Se registran los primeros muertos en el bastión de Khadafi, que reprime el avance opositor. "Las fuerzas del orden disparan contra los manifestantes sin distinción", dicen testigos. Según Al Jazeera, la Fuerza Aérea ya no responde al dictador y se une a las protestas
Vecinos de los barrios del este de la capital, como Ben Ashur y Fashlum, aseguraron a la agencia AFP que los grupos de choque gubernamentales lanzan "fuego graneado contra todos los que se encuentran en la calle". Por teléfono, denunciaron que "las fuerzas del orden dispararon contra los manifestantes sin distinción. Hay muertos en las calles de Sug Al Joma".
La cadena árabe Al Jazeera afirma que al menos dos personas murieron durante enfrentamientos en Trípoli (Reuters extiende la cifra inicial a cinco) y reportó "intensos tiroteos" en un mercado popular. La emisora contactó a Nidar Kauan, un periodista libio en la capital, quien afirmó que las fuerzas de Khadafi sólo controlan el barrio de Bab al Azizía.
En un subtítulo urgente, Al Jazeera informó que los uniformados de la base aérea de Muitiqa, la mayor de Trípoli, se habrían sublevado contra el Gobierno. Por ahora no hubo más detalles al respecto.
Con el recuerdo fresco del Viernes de Ira, que hirió de muerte al régimen de Hosni Mubarak en Egipto, los libios buscan deshacerse de Muammar Khadafi en el día santo del Islam. El este de Libia ya no responde al dictador, y varias ciudades del oeste están bajo control rebelde. Los opositores rezarán en las plazas centrales de todo el país, antes de protagonizar la primera protesta masiva y coordinada desde que estalló la crisis.
Los corresponsales en Bengasi, Tobruk y otras zonas liberadas transmiten clima de batalla final. Civiles armados expulsaron o doblegaron a los militares en varios centros urbanos y se organizan en comités populares. Los testigos hablan de "milicias antigubernamentales" que asaltan cuarteles, comisarías y edificios públicos en su marcha de "liberación" por Zwara, Ziwayah, Msrata, Sabratah y otras ciudades.
En Bengasi, los habitantes constituyeron un consejo municipal de 15 miembros que asumirá las funciones de gobierno "hasta que caiga el régimen", según Fathi Baja, un profesor de Ciencias Políticas que manejará el departamento de Educación. "Tenemos un experto para cada asunto, incluido un militar de alto rango que coordinará a las tropas que permanecen en la ciudad, pero siempre bajo la autoridad de los civiles".
El objetivo final de los rebeldes es Trípoli, bastión histórico de Khadafi y último resguardo del régimen. El País de España reporta que los 200 kilómetros de carretera que conducen a la capital desde la frontera con Túnez siguen controlados por las brigadas especiales del Gobierno. En su discurso de ayer, el dictador hizo una breve mención de la situación en Zawiyah, última posta antes de Trípoli y a 50 km de ella.
El régimen se ensañó con esa ciudad por su desacato. Los grupos de choque gubernamentales atacaron con munición pesada y granadas a los opositores que se congregaban en una mezquita. El saldo fue de al menos 100 muertos, según Al Jazeera. La brutal reacción en Zawiyah fue una advertencia clara de Khadafi, casi el preludio de lo que puede ocurrir en Trípoli.
Allí el dictador se hace fuerte. Se sabe poco de la capital, vedada para los medios de comunicación. Los testimonios telefónicos de familiares y amigos dan el cuadro de una zona de guerra: barricadas, tiroteos intermitentes, razzias militares y "cascos amarillos", mercenarios de otros países de África célebres por su efectividad asesina. Las Fuerzas Armadas en Trípoli sí apoyan a Khadafi, que ya prometió resistir hasta la muerte.
El grifo petrolero
Las instalaciones petroleras clave de Ras Lanuf y Marsa el Brega también cayeron en manos rebeldes. Las fuerzas que controlan el este de Libia prometieron que desde Bengasi respetarán todos los acuerdos comerciales sobre exportación de crudo. "Los tratos petrolíferos con empresas extranjeras son legales y, para el beneficio de los libios, los vamos a mantener", confirmó el juez Jamal bin Nour, del grupo 17 de febrero.
En cualquier caso, el sector ya siente los efectos nocivos de la crisis. La extracción cayó a menos de la mitad de los 1,6 millones de barriles diarios que se obtenían como promedio. En su última aparición pública, Khadafi agitó ese fantasma: "Me pregunto qué va a pasar ahora que está cortado el petróleo...".