Por Quiterio Cedeño
Recientemente la Asociación de Desarrollo Sostenible de Sosúa y la Asociación de Hoteles y Restaurantes de Sosúa y Cabarete expresaron respaldo a las acciones iniciadas en junio pasado para mitigar y contener los avances del negocio de la prostitución en Sosúa y Cabarete.
Es una iniciativa impulsada por la Procuraduría General de la República, con la activa participación las cabezas locales del Ministerio de Turismo (Julio Almonte y Lorenzo Sancassani), CESTUR (Ignacio Peña Grullón), alcaldía de Sosúa (Ileana Newman), Policía Nacional (Coronel Manuel Ant. Brito Quiroz) y Ministerio de Interior (Waldo Musa); con el apoyo del Procurador Francisco Domínguez Brito, los Ministros Francisco Javier García, Monchy Fadul y el General de Brigada Piloto Juan Carlos Torres Robiou.
No suelo incluir tantos nombres de personas, pero esta vez sí, porque la corta lista de comerciantes del sexo, que avergüenzan la comunidad está en campaña para contrarrestar el primer esfuerzo consistente interinstitucional que se realiza para evitar que se institucionalice nuestro primer destino de turismo sexual.
Alegan que se están perdiendo 200 empleos. Sería bueno hacer el conteo de los miles de empleos que ha perdido Sosúa y Cabarete por la caída del turismo que comenzó a registrarse a partir del año 2001, con el visible deterioro de la economía, sin que la promoción del turismo sexual lo haya revertido, demostrando que esa no es la estrategia correcta como proclaman los beneficiarios de este negocio cuyos bares, restaurantes, discotecas y hoteles no traen desarrollo, pero si aportan prostitución, drogas, corrupción, abusos de adolescentes, niños y niñas, y explotación sexual indiscriminada.
A diferencia de otras zonas, en Sosúa y Cabarete la actividad turística está inserta y es parte íntima de la comunidad. Hoteles, bares, restaurantes y otros establecimientos turísticos comparten el espacio con los residentes de la ciudad. En los últimos años algunas autoridades miraron para la izquierda para no ver en la derecha como el negocio de la prostitución crecía y se desbordaba en el corazón de Sosúa.
Informaciones recibidas de fuentes confiables aseguran que las acciones emprendidas por las autoridades en las últimas seis semanas han tenido éxito y la zona céntrica de Sosúa ha dejado de ser un mercado arropado por la prostitución. El grito de los comerciantes del sexo es una confirmación, aunque ya han encontrado apoyo en el ayuntamiento, a pesar de la posición del alcalde Ileana Newman.
Hay quienes patrocinan la idea crear una zona de tolerancia en algún lugar de la ciudad. ¿Solucionar qué, pregunto? porque hacer esto sería la institucionalización de Sosúa y Cabarete como nuestro primer destino de turismo sexual y Sosúa no merece eso. Lo que debíamos promover es convertir el área urbana de Sosúa y Cabarete como en una ZONA DE NO TOLERANCIA a la prostitución…Es la solución.