RAFAEL PERALTA ROMERO
La
insaciedad se ha tornado en la
condición más distintiva de muchos dirigentes
del Partido de la Liberación Dominicana. Aun cuando andan podridos en
dinero y borrachos de poder, despliegan
sus tentáculos para alcanzar hasta las cosas mínimas que por derecho corresponden a grupos opositores.
Como se han inmunizado contra el rubor y el pudor, poco les importan los
efectos de sus acciones para la gobernabilidad y la paz social.
Unos
senadores del PLD quieren ahora despojar
al PRM (Partido Revolucionario
Moderno) de la posición que le
corresponde en el Consejo Nacional de la Magistratura para premiar a algún
saltimbanqui político afiliado al estilo de gobernar del presidente
Danilo Medina. No es sano apropiarse de lo ajeno. Pudor es sinónimo de
honestidad. Rubor es vergüenza o sonrojo.
El pasado
miércoles, el PRM propuso al Senado que José Ignacio Paliza sea representante en el
Consejo Nacional de la Magistratura como
senador perteneciente a un partido diferente al del presidente de ese organismo,
conforme establece el numeral tres del
artículo 178 de nuestra
Constitución. Ahí salió a relucir lo que tenían guardado los senadores
peledeístas: una fétida intención.
Arístides
Victoria fue el escogido por los senadores oficialistas para anunciar
el mezquino propósito. Y alegó la existencia de otro bloque, formado por
súcubos del gobierno, el cual
es presuntamente mayoritario por estar
integrado por tres miembros, ya que el PRM cuenta con dos senadores. No luce
creíble que la iniciativa proceda del
senador de la provincia María Trinidad Sánchez.
En su
intervención, el senador Paliza –joven pero ducho- dijo que lo determinante de la segunda mayoría congresual es el resultado
de las urnas, en las que más de un
millón de dominicanos sufragaron por el PRM, por lo que ese partido ostenta la
segunda mayoría, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, como
dispone el artículo 178 de la Constitución, para integrar el CNM.
Los
senadores Charlie Mariotti y Reinado Pared Pérez trataron de suavizar el conflicto y negaron que se persiguiera escamotearle los derechos al PRM. El asunto
fue sometido a
votación y 24 de los 25 presentes decidieron remitir la propuesta a la comisión
de Justicia. Evidentemente que se trata de una
provocación, una prueba de paciencia para el PRM, organización que tiene
la grave responsabilidad de encabezar la oposición.
Resulta chocante
que sin que se hayan curado las heridas infligidas por el PLD contra la democracia en el proceso electoral del 15
de mayo; mientras el PRM, víctima de esos desafueros, reclama equidad y
decencia para integrar la nueva Junta Central Electoral, los senadores
peledeístas maniobren para ocasionar
otra afrenta a la democracia
privando al PRM de un derecho
bien ganado.
Obedece a
un plan perverso la pretensión de desconocer
el legítimo derecho del PRM a un puesto en el Consejo de la Magistratura.
Sólo los senadores Paliza y Zorrilla, del PRM, y José Hazim, del Partido
Reformista, fueron electos por
organizaciones independientes del PLD.
Los demás fueron electos o impuestos por el gobierno y el PLD, incluso el de San José de Ocoa, elegido
por un grupo patrocinado por el gobierno.