ERINIA PERALTA
La Autoridad Metropolitana de Transporte
(AMET) inició recientemente un operativo para retirar de las esquinas, bajo semáforos,
a limpiadores de vidrios y vendedores ambulantes. Esto, según
expresó el vocero de la AMET, debido a denuncias de conductores que a diario sufren molestias, por
las acciones de estas personas, a las que atribuyen ocasionar daños a los vehículos.
La medida
fue recibida de manera positiva
por una parte importante de la población, pero por supuesto no por los
afectados. Desde mi punto de vista, esto tiene las características de un operativo más, de los que hacen
nuestras autoridades, que luego por tratarse de eso mismo - un operativo- se olvidan con el tiempo y en cuestión de días
las esquinas vuelven a ser un caos, en
donde no hay reglas ni controles para venduteros o pedigüeños, lo cual muestra
una realidad deprimente por la que
atraviesa nuestra ciudad y los actores que intervienen en la misma, que es
difícil de ignorar.
Se trata de algo a lo que se le ha prestado
poca atención. Es que siendo las intersecciones de las calles parte
del territorio municipal, tal y como establece la ley 176-07, es por ende
competencia municipal normar y gestionar el espacio público, y siendo además la
presencia de esta gente una carga
directa para la ciudad, en aspectos como: la salubridad, seguridad ciudadana y
económica, se entiende que quien dirige la
ciudad debería prestar mucha más
atención a lo mismo. Pero además la ocupación y apropiación de los espacios
públicos por parte de los "parqueadores" y la venta informal que copa
los puentes peatonales y aceras, deberían encontrar un alto por parte del
ayuntamiento.
La organización de los venduteros podría
concebirse como un plan para fomentar el desarrollo económico local, buscar
alternativas para estas personas que ejercen la venta informal, alternativas
que, incluso, podrían significar fuentes de ingresos para el propio
ayuntamiento. Estableciendo con esto controles de acceso, higiene, salubridad
(esto último en coordinación con Salud Publica).
El problema que vemos de este operativo
montado por AMET, es que al no estar involucrada la entidad llamada a gestionar
el territorio y al ésta no tener una autoridad permanente que evite que esto ocurra,
en un par de días volveremos a lo mismo; una especie de apropiación particular
de un espacio que es de todos. En este caso en particular terminó con una
"tregua" dada por AMET mucho antes de lo que teníamos pensado que
ocurriría.
¿Por qué en lugar en un operativo de AMET, no
se hace una política municipal REAL y efectiva que norme este aspecto? ¿Por qué
se ha permitido que esto llegue a niveles tales que se registren agresiones a
ciudadanos? ¿Por qué se ha permitido que los puentes peatonales resulten
inseguros para los usuarios? ¿Por qué no se ha pensado en algunas alternativas
de incorporar este comercio a la ciudad con reglas claras? ¿Qué ha dicho o
hecho la defensoría del espacio público del ADN al respecto? Nuestras
autoridades no pueden seguir con operativos que sólo buscan un espacio en la
prensa, y necesitamos acciones concretas que rescaten la
ciudad y la hagan amigable para todos.