El papa Francisco
rechazó la interrupción del embarazo y pidió a los políticos que, con
independencia de sus creencias, consideren fundamental la “defensa de la vida”.
“Hago un llamamiento a todos los políticos
para que, con independencia de sus creencias, pongan como piedra fundamental
del bien común la defensa de la vida de quienes están a punto de nacer y entrar
en la sociedad”, dijo Francisco durante una audiencia con miembros del
Movimiento Italiano por la Vida en Italia.
Jorge Bergoglio pidió
que los dirigentes que “no se dejen condicionar por la lógica que apunta al
éxito personal o a intereses inmediatos o partidistas” y les animó a mirar “a
largo plazo y con el corazón”.
Justificó que es “deber
absoluto” defender la vida “desde su concepción hasta su extinción natural” e
instó a prestar “atención a las condiciones” como la “salud, educación,
oportunidades de trabajo” y demás elementos “que permiten a una persona vivir
de una manera decente”.
“La defensa de la vida tiene su fruto en la
acogida de quienes han sido engendrados y todavía se mantiene en el útero,
envuelta en el pecho de la madre como en un abrazo amoroso que los une”,
apuntó.
Por ello, prosiguió,
“apagar la vida voluntariamente en su florecimiento es, en cualquier caso, una
traición”, porque “si la vida es violada en su surgimiento, lo que queda ya no
es la recepción agradecida y asombrada del regalo, sino un cálculo frío de lo
que tenemos y de lo que podemos disponer”.
Finalmente, subrayó que
“aquellos que son concebidos son hijos de toda la sociedad y su asesinato en
gran número, con la aprobación de los Estados, constituye un grave problema que
socava la construcción de la justicia, comprometiendo la solución correcta de
cualquier otra cuestión humana o social”