17 de diciembre de 2016

¡Llego Navidad, tiempo de Amor y Paz!

Rafael Torres
Por mi madre que sólo quisiera escribir en estos días de esta fecha que es mi preferida de todo el año.
Evocar los recuerdos de mi niñez en aquel vecindario de mi Central, con mis padres vivos y mis hermanos.
Los preparativos para la cena en familia, los pasteles en hoja, el puerco asado, las teleras de don Celio Pozo, el Platón de ensalada, las manzanas, uvas, peras, pasas, nueces, avellanas y almendra, el turrón de Alicante, los dulces surtidos, el Anís Confite, Ponche Crema de Oro y el Moscatel Caballo Blanco.
Y después los coheticos chinos, buscapiés, garbanzos, torpedos, patas de gallina, y velas romanas.
De todas esas cosas que no faltaron en ninguna navidad en mi hogar. Si, que no faltaron nunca.
Muy a pesar de las estrecheces de aquella época y que con el tiempo pienso en cómo se las arreglaban mis padres para hacer eso y brindar alegría a sus seis hijos en esa fecha.
Y cómo mi padre celebraba junto a nosotros con esos fuegos artificiales y nos cuidaba de posibles quemaduras o recibir algún daño. ¡Que padre carajo! Repito, por mi madre que está en el cielo que en estos días no quisiera escribir más que de esas añoranzas.
Pero ¡Ay! cuando salgo a las calles de mi pueblo y me enfrento con el infierno de este tránsito vehicular. Irrespeto a diestra y siniestra desde el motoconcho hasta la guagüita, el autobús y la yipeta millonaria.
Insultos a dos manos, maldiciones y miradas llenas de odio a izquierda y derecha. Y el colmo de los colmos lo viví ayer cuando una pareja de policías uniformados, en una motocicleta me rebasaron en un estrecho espacio por la derecha mientras esperaba el cambio de luz en un semáforo.
¿Qué carajo está pasando?

Mañana volveré a escribir sobre las navidades...

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