21 de septiembre de 2009

UN NUEVO ROL PARA LA CULTURA EN EL MUNDO DE HOY

Por Lincoln López

Decir que el Internet llegó a la República Dominicana, no es noticia, y por lo tanto, no debe sorprender a nadie. Esa noticia más que vieja es viejísima.

Sin embargo, hay detalles de ella que me parecen cuasi desconocidos.

Debe sorprender, o por lo menos llamar la atención, el crecimiento del Internet y su impacto en la sociedad dominicana. En el año 2000 las estadísticas oficiales de Indotel registraron un total de cuentas de 52,761 para todo el país, abarcando esa cifra el 20 por ciento de la geografía nacional. En cambio, en menos de diez años la misma institución oficial registra un total de cuentas de 340,322 con más de 2.5 millones de usuarios, y cubriendo el 80 por ciento de la nación. Algo más: los cibernautas locales descargan vía Internet diariamente un promedio de siete mil videos, lo que se traduce en unos 600,000 al mes, y más de ¡SIETE MILLONES AL AÑO! Mucho más interesante sería conocer su clasificación temática. ¿Cuántos son chatarra (porno, etc.), o clásicos, ecológicos…?

Esto por un lado.

Si por el otro lado, tomamos el “Perfil socio demográfico Provincial” de la Oficina Nacional de Estadística (2008) publicado recientemente en Clave Digital, ahí se detallan entre otros aspectos, el nivel de cada municipio del país. Veamos únicamente cuatro casos de provincias con ingresos fiscales de más de cien millones de pesos.

Provincia de Valverde: 71-75% de personas que no llegaron a pasar a la secundaria.

Provincia de Espaillat: 70-78% de personas que no llegaron a pasar a la secundaria.

Provincia de Puerto Plata: 78-84% de personas que no llegaron a pasar a la secundaria.

Provincia de Santiago: 15-29%. Solo registra tasa de analfabetismo.

Como se puede apreciar el Internet es preferido y por ende, estará influyendo más rápidamente que la educación formal y tradicional. Con la agravante de que el Internet desde su casa y con un mínimo de entrenamiento les llega a todos. ¿Cuál es el nuevo perfil del dominicano adquirido voluntariamente y con entusiasmo a través de ese mundo tecnológico e infinito de comunicación de todo tipo? ¿Cuántos años le tomará a la educación formal revertir o por lo menos equilibrar ambas situaciones?

No debemos dar la espalda a esa realidad del Internet, pero mucho menos debemos dar la espalda a lo que somos como nación. En este sentido la cultura y sus agentes en sus distintas manifestaciones pueden ser un paliativo a esta situación, y que debo esbozar en otra entrega.

De seguir así, el concepto de lo dominicano será un vocablo simple y hueco, sin ningún valor trascendente, impreso en un mil veces prostituido pedazo de cartón llamado cédula o pasaporte.

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