El Cañero

25 de febrero de 2018

Las cabañuelas se fueron a pique en el 2018


Por  Miguel Ángel Cid Cid - do.municipiosaldia.com
La lluvia azota las palmeras en la costa de la isla. Foto: Augusto Valdivia
Los agricultores del Cibao araron la tierra, luego hicieron los muros y sembraron habichuelas intercaladas con yuca. El propósito es conocido, aspiran a que mientras recogen la cosecha de frijoles la de yuca tenga entre dos o tres meses de adelanto. La venta de alubias alivia la resaca que deja la navidad y permite darle el primer paso a la yuca. Ni por asomo, pasó por la mente de los productores el giro inverosímil del clima al final de diciembre, casi al iniciar el año 2018.
En efecto, muy de mañana, mientras degustaba un café caliente y delicioso asomó Dominguito, propietario del sembradío colindante con mi casa. Buenos días Dominguito, le dije y a seguidas comenté, esas habichuelas están creciendo muy saludable y la yuca no se le queda atrás.
-- Siiii Miguel, ahora solo hace falta que le caiga una agüita rendía, sobre todo para la yuca. Tenemos una semana esperando que caiga y nada --, lamentó Dominguito.
Yo creo, que antes de que salga el año va a llover duro, pero a pesar de todo, a estado lloviznando en estos días, poco pero algo es algo, le respondí.
-- Así es colita --, como también me llama Dominguito, -- pero esa agua no es suficiente para mojar la tierra abajo, y que la yuca coja fuerza --, afirmó el vecino seguro de su saber.
Unos días después, bajo los influjos de la celebración de año nuevo, todavía sin sonar el cañonazo, estalló un trueno y el cielo se nublo de repente. Un olor a tierra mojada se mezcló con el tufo de la pólvora esparcida por los fuegos artificiales.

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