7 de julio de 2015

Estoy vivo por SENASA

“Si SENASA no existiera yo no estuviera vivo”, asegura Rubén Salas. Protrusión de masas tumorales en columna lumbar (L2, L3 y L4) fue el diagnóstico. Para recuperar su salud fue preciso instalarle 4 barras de hierro y 16 tornillos.

Los hierros, cuenta su hermana Juana, costaron más de 200 mil pesos; la operación, igual. En medicamentos se gastaron 300 mil pesos más.

La familia de Rubén, que reside en Batey Palavé, Santo Domingo Oeste, no tuvo que gastar un centavo porque SENASA cubrió todo. Incluido un medicamento, que no lo había en el país, para combatir una bacteria que se le alojó y que costó 400 mil pesos.

"En el hospital Salvador B. Gautier los pacientes de SENASA tienen cobertura total", explicó la doctora Emma Bodden, su directora.

Ese millón cuatrocientos mil pesos para curarse no lo juntaba Rubén por más diligencias, favores que pidiera y pertenencias que vendiera. ¿Y de dónde?

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